Una investigación liderada por expertos del Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado en EE. UU. ha descubierto un método efectivo para incrementar la seguridad en el uso de nanomedicinas, aplicadas frecuentemente en tratamientos oncológicos y vacunas, mediante el aprovechamiento de medicamentos previamente autorizados por la FDA para enfermedades distintas. Los detalles del estudio fueron publicados en ‘Science Advances’.
La investigación propone que el reaprovechamiento de fármacos ya existentes podría atenuar las reacciones inmunológicas adversas que surgen por las nanopartículas. Estas minúsculas partículas están diseñadas para suministrar tratamientos de manera precisa, sin embargo, en ciertos casos, pueden ser identificadas por el sistema inmunitario como amenazas externas.
«Las nanopartículas son herramientas poderosas en medicina, pero el cuerpo a menudo las reconoce como amenazas», afirma el doctor Dmitri Simberg, codirector y profesor del Centro de Nanomedicina y Nanoseguridad de Colorado en la Facultad de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas Skaggs de la Universidad de Colorado Anschutz y autor principal del estudio. «Descubrimos que ciertos medicamentos existentes para afecciones inmunológicas pueden ayudar a mitigar estas reacciones».
Cuando las nanopartículas se introducen en el cuerpo para fines terapéuticos o de diagnóstico, pueden provocar inflamación y otros efectos secundarios asociados al sistema inmunitario. Esto sucede cuando el sistema del complemento, que juega un papel esencial en la detección de amenazas, se activa erróneamente contra las nanopartículas beneficiosas. «Este sistema es crucial para combatir infecciones, pero puede volverse hiperactivo en respuesta a la nanomedicina», explica Simberg.
Para combatir estas reacciones desproporcionadas, que pueden manifestarse como erupciones cutáneas, problemas respiratorios, complicaciones cardiovasculares o reacciones anafilácticas severas, el equipo experimentó con compuestos inmunomoduladores que inhiben la activación del complemento. De los fármacos evaluados, el iptacopan mostró una eficacia destacada en bloquear la actividad del complemento y reducir los efectos adversos.
«Nos impresionó el buen rendimiento del iptacopan en modelos animales preclínicos y en algunas muestras humanas», señala Simberg. «No solo redujo la respuesta inmunitaria, sino que también previno síntomas más graves».
El estudio también destacó la variabilidad en la respuesta individual a los tratamientos de nanopartículas, lo que subraya la necesidad de terapias personalizadas en la nanomedicina. «Aún necesitamos comprender qué pacientes tienen mayor riesgo de sufrir reacciones alérgicas o inflamatorias, para poder aplicar medicamentos inmunomoduladores durante el tratamiento con nanomedicina», concluye Simberg. La investigación contó con la colaboración de científicos de la Universidad de Colorado, la Universidad de Cardiff y la Universidad de Newcastle en el Reino Unido.