Hasta 14 millones de personas podrían perder la vida por causas que se podrían evitar de aquí a 2030 debido a los recortes aplicados en los últimos meses a la ayuda internacional humanitaria y sanitaria por parte de los principales países donantes, entre ellos Estados Unidos, según concluye un informe elaborado por las organizaciones Médicos del Mundo y medicusmundi.
“Los recortes de 2025 son catastróficos para todo el sistema de cooperación, no solo para la parte humanitaria, pero en salud en concreto ya venimos viendo recortes en acción humanitaria en los últimos tres años”, ha señalado la coordinadora de Incidencia Política, Cooperación y Derecho Internacional Humanitario de Médicos del Mundo, Emiliana Olaizola, durante la presentación del documento.
La representante de la ONG ha explicado que en el presente ejercicio únicamente se ha logrado financiar el 25 por ciento de los fondos humanitarios solicitados y que el ámbito sanitario ha sufrido una merma de alrededor de 650 millones de dólares (unos 555 millones de euros) en tan solo un año.
Aunque la mayor parte de la reducción de estos recursos por parte de Estados Unidos se produjo durante la Administración de Donald Trump, al suprimir el programa de financiación USAID, ha recordado que Washington ya había recortado previamente su contribución en un 40 por ciento en los años anteriores.
“Lo grave de la retirada de USAID es sobre todo que ha sido de un día para otro. Esa es la gran catástrofe (…) que en un mes te digan que tienes que cerrar, no recibes un euro más, (…) en el ámbito de la salud ha tenido un impacto terrible”, ha lamentado Olaizola, precisando que en zonas golpeadas por crisis humanitarias severas, como el norte de Siria, se ha llegado a clausurar hasta el 80 por ciento de los centros de salud.
Según el informe, estos recortes se traducirán en un “incremento de las muertes” vinculadas a problemas de salud, sobre todo en partos y en la atención a enfermedades crónicas, dejando a numerosas personas sin los medicamentos de los que dependían hasta ahora.
A pesar de que el golpe más fuerte procede de Estados Unidos, Olaizola ha señalado que otros países como Francia, Reino Unido o Alemania también han disminuido su cooperación exterior. En total, hasta 22 Estados donantes han reducido su esfuerzo financiero, que se estima será un 17 por ciento inferior al cierre del año.
El documento detalla igualmente que las partidas de España destinadas a acción humanitaria han caído un 20 por ciento respecto a 2023, un retroceso calificado de “significativo” que sitúa la proporción de ayuda oficial al desarrollo dirigida a acción humanitaria por debajo del 5 por ciento.
Por otro lado, el responsable del área de investigación de medicusmundi España, Carlos Mediano, ha recalcado que algunos de estos gobiernos han justificado los recortes con el argumento de reforzar su presupuesto en Defensa y alcanzar el compromiso del 5 por ciento pactado con la OTAN, relegando la cooperación humanitaria a una “política prescindible”.
Los países con menores recursos y ámbitos especialmente sensibles como la salud pública y la ayuda humanitaria serán los más golpeados, con previsiones de descensos de hasta un 33 por ciento en financiación humanitaria y sanitaria.
La inequidad en el acceso a la salud
El especialista ha insistido en que estos recortes, sumados a las desigualdades en el acceso a la atención sanitaria en numerosos países, desembocarán en “muchas muertes prevenibles”. Ha subrayado que, en las próximas 24 horas, fallecerán 700 mujeres por complicaciones de embarazo o parto que se podrían evitar y que están directamente relacionadas con la inequidad en el acceso a la salud.
“En estos 24 años de informes el mayor problema ha sido la inequidad, y la inequidad habla de justicia. La mayor parte de las muertes que ocurren en muchas partes del mundo son evitables. El acceso a la salud en las distintas partes del mundo es totalmente diferente”, ha remarcado Mediano.
Posteriormente, ha llamado la atención sobre la necesidad de no perder de vista que, aunque el cambio climático es la “gran amenaza” para la salud a escala global, existen otros desafíos como la digitalización en salud, cuyo uso inadecuado podría ampliar aún más estas brechas; las resistencias antimicrobianas, que en 2050 acabarán “con más vidas” que el cáncer; los conflictos armados; o el negacionismo.
En relación con este último fenómeno, Mediano ha indicado que el negacionismo tiene como “grandes enemigos a la ideología de género, el cambio climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y que impide tener unas estrategias adecuadas enfocadas en estas tres cuestiones.
Además, ha recordado que el cambio climático está vinculado con la salud por una doble vía: por un lado, sus efectos directos sobre el bienestar de las personas y, por otro, el impacto que generan los propios sistemas sanitarios sobre el medio ambiente. Por ello, ha defendido avanzar hacia sistemas de salud sostenibles y respetuosos con el entorno.
Formación y participación frente al negacionismo
Ante este escenario, ha reclamado reforzar la formación y la implicación de la ciudadanía en torno a la relevancia de la ayuda internacional, de manera que se pueda combatir el negacionismo tanto mediante políticas y acciones concretas como a través del diálogo.
En una línea similar se ha expresado la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Eva Granados Galiano, que ha puesto un ejemplo de cómo trasladar la importancia de la cooperación en un contexto de “ofensiva” contra estas políticas.
“A mí que me toca dar charlas con jóvenes y con personas que igual no están implicadas en lo que significa lo que hacemos (…) muchas veces dicen: bueno, ¿para qué sirve lo de la cooperación internacional? Y a mí el ejemplo que me suele salir más rápido es decirles la suerte que hemos tenido de haber nacido donde hemos nacido, porque cuando te pones enfermo tienes un sistema público de salud que te atiende. Y es el ejemplo que sale más rápido a la hora de explicar la cooperación internacional”, ha explicado Granados.
A esta reflexión se ha sumado el director de Alianzas para el Desarrollo Sostenible (AECID), José Ángel Calle Suárez, quien considera que la formación en transformación social es el “único blindaje” del que dispone la cooperación para mantener su capacidad de actuación y, al mismo tiempo, reforzar sus organizaciones.











