Un estudio realizado por investigadoras de la Universidad Miguel Hernández (UMH, Alicante) muestra que el 81% de los pacientes con fibromialgia sufren de dolor en al menos un punto de sus pies, subrayando la necesidad de incluir cuidados podológicos de manera sistemática en el tratamiento de esta condición crónica.
Publicado en ‘Journal of Clinical Medicine’, el estudio comparó a 100 personas diagnosticadas con fibromialgia y 100 sin la enfermedad, encontrando que los afectados reportan dolor en los pies más de cuatro días por semana, con una intensidad promedio de 7,8 en una escala del 1 al 10 al concluir el día.
El equipo investigador destacó que no se debe subestimar la salud podológica en el tratamiento de la fibromialgia, mencionando terapias como plantillas personalizadas y calzadoterapia, que alivian la presión y previenen molestias en deformidades como el hallux valgus; ejercicios de estiramiento para mejorar la movilidad y disminuir la rigidez; punción seca para tratar contracturas musculares; y el uso de láser terapéutico por sus efectos antiinflamatorios y analgésicos.
Los resultados también indicaron que los pacientes que mantienen una actividad física regular tienen una mejor función del pie en comparación con aquellos que son sedentarios, destacando la importancia de un estilo de vida activo.
CONSEJOS PARA PACIENTES
Las investigadoras aconsejan a los pacientes con fibromialgia usar calzado con puntera ancha y materiales elásticos, realizar estiramientos suaves y evitar el sedentarismo, adaptando las actividades físicas a sus capacidades. Recomiendan visitas periódicas al podólogo y control del peso para reducir la carga en las articulaciones.
El equipo sigue investigando la conexión entre la funcionalidad del pie y factores como el miedo a caer y la kinesiofobia, que impactan significativamente en la autonomía y seguridad de quienes sufren de fibromialgia. «Estos problemas no son menores: influyen directamente en la capacidad de caminar, de mantenerse de pie o, incluso, de realizar actividades cotidianas. Si no se abordan, contribuyen a aumentar el dolor y la discapacidad que ya provoca la enfermedad», destacó la doctora Sara Zúnica, parte del equipo de investigación y autora del artículo en la Revista Española de Podología.









