Investigadores de reconocidas universidades como la Ben-Gurión del Negev en Israel, Harvard en EE.UU. y Leipzig en Alemania, han hallado evidencias biológicas que demuestran cómo la dieta puede tener un impacto directo en el envejecimiento del cerebro. El estudio, publicado en ‘Clinical Nutrition’, utilizó resonancias magnéticas y análisis proteómicos sanguíneos durante un periodo de 18 meses para explorar este fenómeno.
Según los hallazgos, ciertas proteínas que influyen en el envejecimiento cerebral acelerado modificaron sus niveles en la sangre tras seguir una dieta específica. Además, se observó que enfermedades neurodegenerativas como la atrofia cerebral podrían no corresponderse directamente con la edad cronológica, siendo factores como la diabetes o la hipertensión acelerantes de este proceso.
EL PAPEL DE LAS PROTEÍNAS SANGUÍNEAS
En el estudio ‘DIRECT PLUS’, que es uno de los ensayos más extensos en este campo, se compararon perfiles proteómicos de aproximadamente 90 proteínas en participantes con diferentes trayectorias de envejecimiento cerebral. Aquellos con una edad cerebral superior a su edad cronológica mostraron cambios significativos en proteínas como la galectina-9 y la decorina, cuyos niveles disminuyeron notablemente en aquellos que siguieron la dieta mediterránea verde.
«Esta investigación representa un avance en el campo de la nutriómica y abre nuevas vías para el desarrollo de estrategias dietéticas específicas para ralentizar la progresión de las enfermedades neurológicas», destacó Iris Shai, investigadora principal. Por su parte, Dafna Pachter, primera autora del artículo, sugirió la posibilidad futura de usar un análisis de sangre para evaluar la salud cerebral.
La dieta green-MED, rica en polifenoles de mankai, té verde y nueces, mostró una reducción significativa en los niveles de galectina-9 y un aumento ralentizado de decorina, lo que podría indicar un efecto neuroprotector de sus componentes antiinflamatorios.















