Un grupo de especialistas del Instituto de Investigación de Ácidos Grasos (FARI) en EE. UU. ha descubierto que los ácidos grasos Omega-6 no contribuyen al aumento de la inflamación, desafiando la creencia prevalente de que los aceites de semillas, que son ricos en estos ácidos, son causantes de «muchas enfermedades de la modernidad» debido a su consumo incrementado en las últimas décadas.
«Estos nuevos datos muestran claramente que las personas con niveles más altos de ácido linoleico (y ácido araquidónico) en sangre presentan un estado inflamatorio menos intenso que quienes tienen niveles más bajos. Este hallazgo es exactamente lo contrario de lo que cabría esperar si los ácidos grasos Omega-6 fueran proinflamatorios; de hecho, parecen ser antiinflamatorios», ha afirmado el presidente de FARI, el doctor William S.Harris, uno de los investigadores del estudio.
El estudio utilizó datos del Estudio Framingham Offspring, que monitorea a los descendientes de los participantes del original Estudio Framingham Heart, para analizar los efectos genéticos y de estilo de vida en la salud cardiovascular y metabólica. En este marco, se evaluaron los niveles de estos ácidos y diez biomarcadores de inflamación en 2.700 sujetos.
Después de considerar variables «potencialmente confusoras» como edad, raza, género, hábito tabáquico, niveles de lípidos, presión arterial y peso corporal, los investigadores observaron que individuos con mayores niveles de ácido linoleico mostraban niveles «significativamente más bajos» en la mitad de los marcadores estudiados, y «en ningún caso» se relacionaban niveles más altos con algún biomarcador de inflamación.
Igualmente, niveles elevados de ácido araquidónico se vincularon con menores concentraciones de cuatro marcadores. Como con el ácido linoleico, no se detectaron correlaciones significativas con niveles más altos de inflamación o oxidación.
«Ante la avalancha de noticias sobre los daños de los aceites de semillas, las principales fuentes de ácido linoleico en la dieta, muchas voces piden reducir el consumo de ácido linoleico en los estadounidenses. Esta no es una recomendación con base científica, y este estudio, junto con muchos otros, apunta precisamente en la dirección opuesta: en lugar de reducir el consumo de ácido linoleico, aumentarlo parece ser una recomendación más saludable», ha concluido el doctor Harris.