La oncóloga María José Echarri González, afiliada al Hospital Universitario Severo Ochoa en Leganés, Madrid, ha destacado la importancia de minimizar la exposición a disruptores endocrinos, que se encuentran en plásticos, cosméticos y otros productos de uso diario, como una medida crucial para reducir el riesgo de cáncer de mama.
«Medidas simples, como utilizar envases de vidrio o acero inoxidable, evitar plásticos en contacto con alimentos y priorizar productos frescos frente a procesados, pueden marcar una diferencia notable en la salud hormonal a largo plazo», mencionó Echarri durante su participación en las Jornadas Multidisciplinarias de Cáncer de Mama que tuvieron lugar recientemente en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
La especialista también profundizó en la efectividad de otras medidas preventivas, centrando su atención en una dieta saludable, característica de la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, cereales integrales, aceite de oliva y pescado. «Fomentar la calidad y variedad en la alimentación cotidiana suele ser más eficaz que recurrir a suplementos. Son hábitos que protegen la salud y ayudan a reducir la exposición a sustancias potencialmente nocivas», afirmó.
Además, resaltó la importancia del ejercicio físico antes del diagnóstico, durante el tratamiento y después del mismo como forma de disminuir el riesgo de recaída y mejorar los efectos secundarios, además de ayudar a controlar el peso. También subrayó la necesidad de reducir el consumo de alcohol y tabaco.
IMPLICACIÓN DE LA PACIENTE EN EL TRATAMIENTO
Por otro lado, la oncóloga Anabel Ballesteros García, del Hospital Universitario de La Princesa, ha insistido en la importancia de la participación activa de la paciente en su propio tratamiento. Este compromiso se manifiesta en el cumplimiento de la medicación, la práctica regular de actividad física y el mantenimiento de una dieta equilibrada, factores que contribuyen al éxito del tratamiento.
«No es lo mismo mantener tratamientos durante cinco años que prolongarlos entre siete y diez. Por ello, la comunicación clara entre los profesionales y las personas en tratamiento es esencial para que comprendan su papel en el proceso y alcancen los mejores resultados», explicó Ballesteros.
En este contexto, también destacó la importancia de la educación sobre el tratamiento y el apoyo psicológico como herramientas para mejorar la adherencia y minimizar el impacto emocional del tratamiento prolongado.
RADIOTERAPIA Y DESESCALADA TERAPÉUTICA
En cuanto a los tratamientos, la oncóloga Anxela Doval González, del Hospital Clínico San Carlos, se ha centrado en la radioterapia, explicando que se están adoptando esquemas más cortos para reducir el tiempo de exposición y mejorar la seguridad y calidad de vida de las pacientes.
Doval también ha resaltado la importancia de adaptar los protocolos según la edad, el tipo de tumor y las comorbilidades de cada persona. Además, mencionó que la radioterapia se está integrando con otras modalidades terapéuticas para optimizar resultados y minimizar efectos secundarios.
Finalmente, María Valero Arbizu, coordinadora de la Unidad de Cáncer de Mama de Oncoavanze-Hospitales Quirónsalud, habló sobre la desescalada terapéutica reciente en el campo oncológico, buscando mantener la eficacia de los tratamientos mientras se reducen los efectos adversos y la duración de los mismos.