Expertos en hepatología apuestan por el Plan de Cronicidad para avanzar en el tratamiento de enfermedades hepáticas

El presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), Rafael Bañares, ha manifestado su optimismo respecto a que el Plan Operativo 2025-2028 de la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad actúe como ‘primera piedra de toque’ en la transformación del manejo de las patologías hepáticas y en la mejora de las actuaciones del Sistema Nacional de Salud (SNS) debido al aumento de su incidencia.

El Plan, ratificado en el último encuentro del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), promueve la continuidad del cuidado, la interconexión entre los diferentes niveles asistenciales, la equidad y el rol central de los pacientes y cuidadores. Esta estrategia busca fortalecer la cohesión del SNS y asegurar intervenciones que se ajusten a la variada naturaleza de la cronicidad en España.

La AEEH ha respaldado este enfoque, que ve especialmente apropiado y esencial para contrarrestar el alarmante incremento, incluso en edades más jóvenes, de las afecciones hepáticas vinculadas al consumo de alcohol, la obesidad y la diabetes.

Los especialistas en hígado confían en que este Plan establezca las bases para el desarrollo de las recomendaciones del Plan de Salud Hepática Reto 2032, creado por la AEEH, que incluye estrategias para contener el aumento progresivo de casos de hígado graso y enfermedad hepática alcohólica, que han superado a las hepatitis víricas como principal causa de cáncer hepático.

Según han explicado, su principal inquietud recae en la esteatosis hepática metabólica, también conocida como hígado graso, que ya impacta a más de 10 millones de españoles, con dos millones mostrando inflamación y 400.000 cirrosis, siendo la mortalidad probable de duplicarse para 2030 si no se modifica su enfoque.

Desde la AEEH se sugiere considerar el hígado graso como un factor adicional de riesgo cardiovascular y desarrollar en Atención Primaria (AP) una estrategia de detección temprana dirigida a todos los pacientes con obesidad, diabetes, hipertensión y dislipemia. Específicamente, proponen incluir el FIB4, un indicador simple de fibrosis hepática basado en la edad, los niveles de transaminasas y el conteo de plaquetas, en los análisis habituales de estos pacientes y realizar un fibroscan a quienes presenten resultados positivos en el FIB4.

Además, los hepatólogos han subrayado el potencial de los nuevos tratamientos que emergen con el fármaco resmetiron, ya aprobado en Estados Unidos y que se espera esté disponible en Europa próximamente, capaz de reducir la inflamación y la fibrosis hepática. En la misma línea, anticipan la inclusión de los agonistas del receptor GLP1, utilizados para diabetes y obesidad, que han demostrado ser efectivos en la reducción de la fibrosis hepática en estudios clínicos.

Al lado de la anticipación y los nuevos tratamientos, los hepatólogos han destacado la prevención como el tercer soporte esencial en una estrategia nacional contra el hígado graso. ‘Es necesario cambiar los hábitos de consumo y los estilos de vida que están detrás de la obesidad y la diabetes, y ese es un reto transversal que puede ser impulsado mejor desde una estrategia común para el abordaje de la cronicidad’, ha concluido Rafael Bañares.

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