Las alteraciones en el estilo de vida, la gestión de irritantes vesicales y la realización de ejercicios del suelo pélvico bajo la supervisión de fisioterapeutas especializados resultan altamente efectivos para manejar la incontinencia urinaria, «sobre todo en casos leves o moderados», según explica Carlos Balmori, especialista en urología femenina y funcional del Servicio de Urología del Hospital Ruber Internacional.
A pesar de ello, cuando estos métodos no son suficientes, se consideran alternativas más avanzadas. «En mujeres con incontinencia de urgencia refractaria se usan terapias locales para reducir la hiperactividad de la vejiga o la neuromodulación. Para la incontinencia de esfuerzo, las cintas suburetrales tipo TOT o TVT ofrecen excelentes resultados con una recuperación rápida», complementa Almudena Coloma, colega de Balmori. Adicionalmente, se contempla el uso de fármacos específicos y, en situaciones particulares, procedimientos quirúrgicos.
Coloma detalla que las variantes «más habituales» de incontinencia tratadas en mujeres son la «incontinencia de esfuerzo, la de urgencia y, a menudo, una combinación de ambas, conocida como incontinencia mixta». La primera se presenta al toser, reír o hacer ejercicio, mientras que la segunda implica una necesidad súbita e incontenible de orinar.
El proceso diagnóstico se fundamenta en una historia clínica exhaustiva, cuestionarios validados, diarios miccionales y el «test del pañal». «La exploración física es crucial, sobre todo para evaluar el estado del suelo pélvico, la existencia de prolapsos y la movilidad uretral», explica la doctora. Las pruebas adicionales incluyen análisis de orina, ecografía, flujometría y, en casos más complejos, estudios urodinámicos que determinan con precisión el funcionamiento de la vejiga.
TECNOLOGÍA Y EQUIPO MULTIDISCIPLINAR
Carlos Balmori y Almudena Coloma resaltan los avances en cirugías mínimamente invasivas y dispositivos implantables modernos, como los esfínteres artificiales. «Además, tecnologías como la neuromodulación sacra o tibial se están consolidando como alternativas eficaces en determinados perfiles», agrega Balmori.
«trabajamos en estrecha colaboración con fisioterapeutas, ginecólogos, geriatras, psicólogos y nutricionistas para ofrecer una atención personalizada. Esta coordinación multiprofesional mejora notablemente los resultados», subraya Coloma.
INCONTINENCIA URINARIA EN HOMBRES
En los hombres, la incontinencia urinaria es una «realidad frecuente tras una cirugía prostática», especialmente después de una prostatectomía radical por cáncer de próstata, indican desde Ruber Internacional. La incontinencia de urgencia, muchas veces ligada a una vejiga hiperactiva como consecuencia de una obstrucción prostática crónica, también es común.
«Para el diagnóstico, se aplica el mismo rigor que en mujeres, incluyendo historia clínica, exploración física y estudio urodinámico cuando es necesario», aclara Balmori. El tratamiento en hombres igualmente abarca fisioterapia del suelo pélvico y medicación en casos urgentes.
En situaciones más severas, se valoran soluciones quirúrgicas: «el esfínter urinario artificial sigue siendo el tratamiento de referencia para la incontinencia severa postprostatectomía. En casos moderados, optamos por implantar slings masculinos», concluye el experto.











