La hepatitis A se dispara en la Comunidad de Madrid y los casos se duplican en el último año

La hepatitis A se dispara en Madrid: los casos se duplican, se encadenan brotes y la mayoría de contagios se vincula a contactos sexuales y viajes.

La incidencia de la hepatitis A en la Comunidad de Madrid continúa al alza y los diagnósticos se han duplicado en el último año, alcanzando en lo que va de ejercicio un máximo histórico desde el gran brote internacional de 2016-2017. En aquel periodo, varios países europeos, incluido España, registraron un incremento inusual de infecciones, con miles de casos comunicados, muy por encima de la media de la década anterior.

La hepatitis A es una infección aguda del hígado, por lo general autolimitada y con una elevada capacidad de contagio, provocada por el virus de la hepatitis A (VHA). España se sitúa entre los países con baja circulación de este virus, aunque desde 2016 se ha detectado un repunte de casos, sobre todo en hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres.

En la Comunidad de Madrid, hasta el 30 de noviembre se han contabilizado 419 casos, el doble de los 177 notificados en el mismo intervalo de 2024 (+136,7%), según el informe más reciente de la Red de Vigilancia Epidemiológica de la Dirección General de Salud Pública.

Considerada tradicionalmente una infección poco habitual, la enfermedad experimentó un fuerte aumento en 2017, cuando se notificaron 1.028 casos en la región. Esta subida fue paralela al incremento observado en el conjunto del país en el contexto del brote que afectó a varios estados europeos a partir de 2016 (228 positivos en la Comunidad) y que se dio por concluido en 2018 (369).

Tras ese pico, la notificación descendió en la región y se mantuvo por debajo de los 50 casos anuales hasta que en 2024 se produjo un nuevo repunte, con 210 diagnósticos coincidiendo con el inicio de un nuevo brote. En 2025 se consolida esta tendencia ascendente.

Así, los 419 casos declarados en los once primeros meses del año prácticamente igualan el total acumulado de los últimos cinco años completos (492 entre 2019 y 2024).

El Índice epidémico (IE), calculado dividiendo los casos notificados hasta la semana correspondiente del año actual entre los del mismo periodo del año previo, se sitúa en 2,37, por encima del umbral de 1,25 a partir del cual se considera que la incidencia es alta.

Del conjunto de casos notificados hasta el 30 de noviembre, en 208 (49,6%) se ha identificado el contacto sexual como principal factor de riesgo de transmisión, de los que 199 corresponden a hombres.

Asimismo, se han detectado otros 71 casos (16,9%) con antecedente de viaje internacional durante el periodo de incubación, repartidos en 50 hombres y 21 mujeres, según el último Boletín Epidemiológico semanal de Salud Pública, consultado por Europa Press.

En términos generales, este incremento se vincula a contagios en relaciones sexuales entre hombres “en un porcentaje elevado de los casos”. En los once primeros meses del año, el 81,6% de las infecciones (342) se han producido en varones, frente al 18,4% en mujeres (77).

La mediana de edad se sitúa en 33,5 años en hombres y 30,5 años en mujeres, y la gran mayoría de los casos, el 95,9%, corresponde a personas mayores de 15 años.

En relación con la evolución clínica, el 58,9% de los afectados requirió ingreso hospitalario, con una estancia media de tres días.

En este periodo se han registrado 29 brotes de hepatitis A, con 62 casos asociados, frente a los siete brotes y 15 casos vinculados en el mismo tramo de 2024.

Características y transmisión del virus de la hepatitis A

El virus de la hepatitis A se localiza principalmente en las heces y en la sangre de las personas infectadas y se transmite a partir de las heces (vía fecal-oral), a través del consumo de agua o alimentos contaminados, o por contacto directo entre personas, en especial mediante prácticas sexuales orales-anales.

El virus puede estar presente aproximadamente entre 15 y 45 días antes de la aparición de los síntomas y durante la primera semana de la enfermedad. El cuadro clínico puede ir desde una forma leve, de una a dos semanas de duración, hasta una presentación grave e incapacitante que se prolonga durante varios meses.

No siempre se manifiesta con síntomas, por lo que existen numerosos portadores sanos, es decir, personas que pueden transmitir la infección sin padecerla de forma aparente. Entre los signos típicos destacan la ictericia (coloración amarillenta de la piel) y la coluria (orina oscura). Con frecuencia se acompañan de anorexia, náuseas, vómitos intermitentes, malestar general, fiebre, cefalea, dolor abdominal, heces claras y pérdida de peso.

Aunque no hay un tratamiento específico frente a la hepatitis A, los síntomas suelen remitir en pocas semanas y la mayoría de los pacientes se recupera por completo en torno a los tres meses. No se produce daño hepático permanente una vez superada la infección y el virus no permanece en el organismo tras la curación.

El fracaso hepático fulminante, que aparece dentro de las ocho semanas posteriores al inicio de los síntomas y presenta una letalidad media del 0,5%, es una complicación poco frecuente y se observa sobre todo en personas de edad avanzada o con enfermedades hepáticas previas.

La vacunación frente a la hepatitis A, junto con unas adecuadas medidas higiénico-dietéticas, constituye la estrategia preventiva más eficaz. Desde 2017 se aconseja la vacuna en grupos de riesgo, especialmente en personas que viajan a países con sistemas de saneamiento deficientes, por motivos laborales o conductas de riesgo (hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, profesionales del sexo, personas que se inyectan drogas) y, con menor frecuencia, en el contexto de brotes.

Mantener una correcta higiene de manos, con lavados frecuentes con agua y jabón, es esencial para prevenir enfermedades de transmisión fecal-oral. En caso de viajar a países donde el agua no esté adecuadamente tratada, es fundamental seguir recomendaciones higiénico-dietéticas relacionadas con alimentos y bebidas: consumir fruta pelada, verduras cocinadas, beber siempre agua embotellada y evitar los cubitos de hielo.

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