Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han revelado modificaciones en el ADN que justifican la inflamación persistente en las arterias de individuos mayores de 50 años.
El estudio, el más exhaustivo en su ámbito hasta la fecha, se ha centrado en la arteritis de células gigantes, afectando principalmente a las arterias grandes que suministran sangre a cabeza y cuello. Durante la investigación, se descubrieron 37 genes relacionados con esta enfermedad, incluyendo algunos que no se habían vinculado previamente con el trastorno, lo que podría conducir al desarrollo de nuevos biomarcadores y tratamientos.
Realizado por el Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra (CSIC) en Granada, y publicado en ‘Arthritis & Rheumatology’, este estudio ha sido posible gracias a una colaboración internacional con equipos de España, Italia y Francia.
El CSIC ha destacado que las causas de la arteritis de células gigantes son todavía poco entendidas, pero se sabe que ocurre por una reacción exagerada del sistema inmune que lleva a la infiltración de células inflamatorias en las arterias, ocasionando lesiones prolongadas. En situaciones extremas, esta inflamación puede reducir o bloquear el flujo sanguíneo, causando graves complicaciones como la ceguera o accidentes cerebrovasculares.
Los científicos han superado grandes desafíos para obtener muestras de arterias afectadas, gracias a la estrecha colaboración con equipos médicos que realizan las biopsias necesarias para diagnósticos clínicos. ‘Por primera vez hemos podido analizar lo que sucede en la propia arteria afectada, sin inferirlo a partir de la sangre periférica. Este acceso directo al tejido diana es una ventaja metodológica que ha requerido años de planificación y trabajo’, explicó Javier Martín, profesor de investigación del IPBLN-CSIC y líder del proyecto.
El equipo ha estudiado las marcas de metilación del ADN, que controlan la actividad de los genes, revelando que las células de las arterias en pacientes con esta enfermedad tienen un perfil de metilación distinto, demostrando cambios significativos en la función celular durante el proceso de autoinmunidad.
‘Estudiar la metilación aporta contexto: no solo qué genes existen, sino cómo se están usando en la arteria afectada. Nos permite ver qué genes están activos y cuáles no lo están, o, en otras palabras, entender qué procesos se alteran durante el desarrollo de esta vasculitis’, señaló Gonzalo Borrego, investigador predoctoral en el IPBLN-CSIC.
Además, se han identificado nuevas vías inflamatorias y se ha descubierto el fenómeno del agotamiento de células T, que podría ser clave en el mantenimiento de la inflamación. ‘La metilación del ADN es una pieza clave del puzle y nos ha permitido avanzar mucho, pero en nuestra red de colaboración ya estamos planificando analizar muestras a varios niveles de expresión de genes y su traducción a la producción de proteínas presentes en el tejido. Integrar todos estos niveles de información será el siguiente paso para comprender mejor la enfermedad y priorizar nuevas dianas terapéuticas’, concluyó Lourdes Ortiz, investigadora Ramón y Cajal en el IPBLN-CSIC y responsable del proyecto.















