La elección del calzado escolar es crucial ya que los niños lo utilizan entre 9 y 12 horas diarias. Por ello, Elena Carrascosa, presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos, sostiene que «es más importante invertir en unos buenos zapatos que en la mochila o el estuche».
Los especialistas en podología sugieren para niños de 3 a 12 años zapatos con pala recta, suela que sea flexible y ligera para fortalecer la musculatura, fabricados con materiales que permitan la transpiración y con plantillas planas y removibles. Además, recalcan la importancia de evitar calzado con tacones, plataformas o que sean excesivamente estrechos o usados previamente por otros niños.
Carrascosa también recomienda verificar la talla de los zapatos cada tres meses, ya que el pie infantil puede crecer hasta 8 milímetros por trimestre. Advierte sobre el común error de comprar zapatos de una talla mayor pensando en que el niño los usará todo el año: «Eso genera rozaduras, inestabilidad y altera la marcha. Cada pie es único, por eso tampoco se deben heredar los zapatos de hermanos o amigos».
En cuanto al entorno doméstico, señala que «en casa no es necesario llevar zapatos. Basta con calcetines antideslizantes o zapatillas de casa. Dejar que los pies respiren evita la acumulación de humedad y la aparición de hongos o papilomas, muy comunes tras el verano sobre todo si se han frecuentado piscinas».
Después de los 3 años y medio, cuando la marcha se ha establecido, es aconsejable hacer una primera revisión podológica para detectar a tiempo condiciones como pie plano infantil o irregularidades en el desarrollo de las piernas. Carrascosa indica que «Es el momento idóneo para detectar a tiempo problemas como pie plano infantil, rotaciones de las piernas o dismetrías, que pueden derivar en alteraciones de rodillas, caderas o columna si no se tratan».
Para los menores de 3 años, los podólogos prefieren que caminen descalzos o con calcetines antideslizantes, estimulando así el desarrollo muscular adecuado del pie. Si se requiere calzado, debe ser «muy flexible, ligero, transpirable y con suela fina, que proteja pero no limite el movimiento natural». La presidenta enfatiza la observación en niños pequeños para identificar posibles trastornos neurológicos o de desarrollo que podrían no ser evidentes en revisiones pediátricas regulares.
Finalmente, se aconseja visitar al podólogo si existe dolor recurrente en pies, tobillos o piernas, o si se observa que el niño camina de forma irregular, como en puntillas o con los pies muy hacia dentro. En ciertas situaciones, puede ser necesario utilizar plantillas a medida o realizar ejercicios específicos de corrección postural.
