Amaya Hilario, neurorradióloga de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), destacó la importancia «fundamental» de la tomografía computarizada y la resonancia magnética para diagnosticar y manejar los traumatismos craneoencefálicos, así como para su evaluación inicial y pronóstico.
«El traumatismo craneoencefálico es un proceso dinámico que requiere valorar conjuntamente los hallazgos de tomografía computarizada y resonancia magnética. Los avances técnicos de los equipos de resonancia magnética están abriendo camino a una nueva clasificación de lesión axonal difusa con una mejor correlación pronóstica basada en los hallazgos de resonancia magnética», explicó Hilario, principal autora de un estudio en la revista ‘Radiología’ que respalda esta perspectiva.
Los casos graves de traumatismos craneoencefálicos pueden clasificarse según modelos pronósticos como la clasificación de Marshall y la de Rotterdam, basados en los hallazgos de la tomografía computarizada. Mientras que la clasificación de Marshall identifica a pacientes con alto riesgo de hipertensión intracraneal y divide a los pacientes en seis categorías en función de la presencia de desplazamiento de línea media, compresión cisternal y lesiones hemorrágicas; la clasificación de Rotterdam ofrece una determinación pronóstica más detallada, incluyendo la hemorragia subaracnoidea e intraventricular entre los factores pronósticos de efecto de masa y desplazamiento de línea media.
La tomografía computarizada es preferida en la fase aguda del trauma, y se recomienda realizarla a todos los pacientes que obtengan más de 13 puntos en la Escala de Coma de Glasgow, lo que ayuda a detectar hemorragia aguda, líneas de fractura y signos de hipertensión intracraneal. «En los pacientes con traumatismo craneoencefálico grave es necesario realizar tomografía computarizada de control seriados, ya que tienen una mejor correlación con el pronóstico que la tomografía computarizada inicial», indicó la doctora Hilario.
Además, la resonancia magnética es adecuada en la fase subaguda del trauma y se recomienda para todos los pacientes con traumatismos craneoencefálicos graves y moderados, especialmente cuando los resultados de la tomografía computarizada no corresponden con los síntomas del paciente, ya que es más eficaz para detectar lesión axonal difusa, lesiones del tronco cerebral, contusiones de pequeño tamaño y lesiones no hemorrágicas. «La resonancia magnética detecta hasta un 30 por ciento más de lesiones traumáticas que la tomografía computarizada, y tiene sobre todo un valor pronóstico, ya que identifica mejor la lesión axonal difusa (extensión y localización), las lesiones traumáticas no hemorrágicas y las lesiones del tronco cerebral. Asimismo, complementa modelos pronósticos como IMPACT y TRACK-TBI al incorporar los hallazgos de imagen a los factores pronósticos tradicionales», añadió la doctora Hilario.