La esencia de la fragilidad en los ancianos se centra en una combinación de deficiencias físicas, anemia y deterioro cognitivo, y no muestra una conexión importante con las enfermedades concurrentes del individuo, según un análisis divulgado en ‘Perioperative Medicine’ por el equipo del Departamento de Anestesiología y Cuidados Intensivos de la Clínica Universidad de Navarra.
A través del estudio de 109 pacientes en consultas preanestésicas, los científicos identificaron tres factores principales que influyen en las variables observadas: las comorbilidades, el aspecto emocional y un tercer factor que agrupa la reducción de la actividad física, problemas cognitivos y anemia. Estos aspectos fueron correlacionados con la fragilidad, evaluada mediante la ‘Clinical Frailty Scale’.
‘La fragilidad es aún un concepto esquivo, porque no se ha alcanzado un consenso sobre lo que realmente la constituye’, menciona Guillermo Miguel-Ruano del Departamento de Anestesia y Cuidados Intensivos. Con esta investigación, se busca entender mejor la fragilidad en pacientes quirúrgicos mayores y se ha observado que los aspectos más determinantes son la reducción de actividad física, las alteraciones cognitivas y la anemia.
‘Lo importante es que estos tres elementos son modificables, de manera que, a priori, la fragilidad se podría revertir’, añade Miguel-Ruano.
Con el propósito de mejorar estos factores modificables, han iniciado el proyecto ‘Fragilidad y Alto Riesgo Quirúrgico’ en la Clínica Universidad de Navarra. Los investigadores destacan que este enfoque podría mejorar la predicción de complicaciones postoperatorias, permitir una mejor toma de decisiones junto con los pacientes y sus familias, y optimizar los programas de prehabilitación quirúrgica individualizados.