Informe revela una caída del 50% en la cantidad de espermatozoides debido a la contaminación química

Estudio vincula la reducción del 50% en espermatozoides a nivel mundial con la contaminación química, destacando graves riesgos para la salud.

Un reciente estudio de la Alianza de Salud y Medio Ambiente (HEAL) destaca una significativa reducción del 50% en el recuento de espermatozoides a nivel global en las últimas décadas, un fenómeno estrechamente vinculado a la contaminación química.

La exposición cotidiana a disruptores endocrinos y sustancias tóxicas presentes en alimentos, agua potable, aire y productos de cuidado personal, así como en ambientes laborales, ha provocado que la infertilidad masculina sea un problema común. “Cada vez hay más evidencia científica que vincula la exposición a sustancias químicas ambientales nocivas, como los disruptores endocrinos, los contaminantes persistentes y los microplásticos, con una serie de graves consecuencias para la salud masculina, incluyendo cáncer de próstata y testicular, infertilidad, disfunción sexual, desequilibrios hormonales e impactos en la salud de la descendencia”, señala el informe.

Entre los principales agentes contaminantes se encuentran los ftalatos, usados en plásticos; las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), que se encuentran en productos impermeables y otros artículos, incluidos alimentos y agua potable; los bisfenoles, en envases alimentarios; y los pesticidas, que afectan los sistemas hormonales y el desarrollo reproductivo.

“Estos hallazgos son muy preocupantes para la salud pública. Debemos actuar para proteger a las generaciones futuras reforzando las leyes europeas de seguridad química, como el reglamento REACH; y reduciendo la exposición diaria a sustancias nocivas en nuestro entorno. Todo el mundo tiene derecho a una vida sana, libre de riesgos químicos evitables”, ha afirmado Vanessa López, directora de Salud por Derecho y presidenta de HEAL.

El informe también revela la presencia de microplásticos en la sangre, el semen y el tejido testicular, sugiriendo que estos podrían afectar la espermatogénesis, alterar la producción de testosterona e inducir inflamación y estrés oxidativo, además de cruzar la barrera hematoencefálica, lo que suscita preocupación por los posibles efectos en la salud cerebral.

La exposición a disruptores endocrinos también ha sido vinculada con trastornos reproductivos en la descendencia, incluyendo hipospadias, criptorquidia, cáncer testicular e infertilidad, además de implicar un menor peso al nacer, una gestación más corta y un mayor riesgo de restricción del crecimiento fetal.

“En los hombres, los testículos, la próstata y el sistema hormonal son especialmente sensibles a la exposición a sustancias químicas, sobre todo durante las primeras etapas del desarrollo y la edad reproductiva”, ha explicado la doctora Rossella Cannarella, especialista en endocrinología y andrología clínica. Ha destacado que en Europa hay evidencias “consistentes y alarmantes” de que los cánceres de próstata y testiculares están en aumento, la calidad del esperma ha disminuido más de la mitad y los trastornos hormonales son cada vez “más comunes”.

Finalmente, el informe subraya la “oportunidad histórica” que representa la revisión del reglamento REACH de la UE, prevista para finales de 2025, para incorporar protecciones sanitarias más robustas en la normativa europea sobre sustancias químicas. “Un REACH centrado en la salud puede contribuir a reducir la exposición a sustancias nocivas, mejorar los resultados sanitarios y salvaguardar a las futuras generaciones. Esta ambición también está alineada con el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer (EBCP), que reconoce la exposición ambiental y laboral a sustancias químicas nocivas como factores de riesgo clave modificables para el cáncer”, concluye el documento.

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