La Universidad Internacional de Valencia (VIU) ha llevado a cabo un análisis sobre la epigalocatequina -3- galato (EGCG), encontrada en el té verde, revelando su considerable potencial para abordar el trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF) y fomentando la iniciación de futuros estudios clínicos.
Realizada en colaboración con el Hospital Sant Joan de Deu y el Hospital Clínic de Barcelona, esta investigación evaluó los efectos del consumo alcohólico en ratones, según reportó la universidad.
La ingestión de alcohol durante la gestación es una causa principal de TEAF. Un consumo elevado se vincula con problemas significativos de salud como cáncer y problemas cardiovasculares. En Europa, hasta un 65,7% de embarazadas consumen alcohol en algún momento, ya sea de manera crónica o esporádica.
Elisabet Navarro y Vicente Andreu Fernández, investigadores del estudio, indicaron que la EGCG «abre nuevos caminos para hacer frente a los efectos de la exposición prenatal al alcohol ya que es capaz de disminuir el estrés oxidativo y potenciar la recuperación de la plasticidad neuronal».
Se ha examinado por primera vez en ratones el impacto de varios patrones de consumo de alcohol durante la gestación y cómo el tratamiento con EGCG después del nacimiento puede revertir déficits cognitivos y normalizar biomarcadores de plasticidad y maduración neuronal. «Actualmente tenemos en marcha un estudio clínico en niños diagnosticados de TEAF, donde queremos corroborar los efectos beneficiosos de la EGCG mediante pruebas neuropsicológicas», comentaron los investigadores.
CANDIDATO TERAPÉUTICO
Los hallazgos de este estudio subrayan que la EGCG del té verde no solo reduce el estrés oxidativo, sino que también promueve la regeneración de conexiones neuronales esenciales para la memoria y el aprendizaje, destacó la Dra. Elisabet Navarro Tapia de VIU.
Estos descubrimientos están impulsando la realización de ensayos clínicos en niños con TEAF y destacan a la EGCG como un posible tratamiento para reducir los daños neurológicos causados por el alcohol prenatal.
Los biomarcadores identificados también sugieren nuevas posibilidades para el diagnóstico precoz del TEAF, lo que puede ser crucial dado el amplio rango de alteraciones que presenta. El Dr. Vicente Andreu Fernández, director de la investigación en VIU, concluyó que los resultados con EGCG son prometedores y podrían mejorar la calidad de vida de los afectados por TEAF, aunque recalcó: «la prevención mediante consumo cero sigue siendo esencial, ninguna cantidad de alcohol es segura».
RESULTADOS ESPERANZADORES
En uno de los experimentos, los ratones trataron de navegar por un laberinto en T, mostrando que los expuestos prenatalmente al alcohol recordaban peor que el grupo control. Sin embargo, aquellos tratados con EGCG mostraron mejoras significativas en su memoria y en la prueba de la piscina de Morris, evidenciando menor ansiedad y tiempos comparables al grupo control en localizar objetivos.
El tratamiento con EGCG elevó los niveles de biomarcadores relacionados con la maduración y diferenciación neuronal, actuando como un regulador molecular. Además, ayudó a reducir la expresión de DYRK1A, proteína asociada a disfunciones cognitivas, permitiendo una recuperación efectiva de la plasticidad neuronal.
A pesar de esto, los niveles altos de consumo de alcohol durante la gestación pueden causar daños más severos y duraderos, menos susceptibles de ser mitigados por este antioxidante.
