Investigación vincula el ruido de tráfico con trastornos mentales en jóvenes

Una reciente investigación realizada por la Universidad de Oulu, Finlandia, ha establecido una conexión entre los niveles de ruido ambiental y el aumento en diagnósticos de depresión y ansiedad, enfocándose en la exposición continua al ruido del tráfico y su impacto en la salud mental de niños, adolescentes y adultos jóvenes.

Publicado en Environmental Research, el estudio indica que el riesgo de padecer trastornos mentales se eleva drásticamente cuando el ruido en el hogar supera los 53 decibelios (dB), cifra que la Organización Mundial de la Salud considera como límite seguro.

Este análisis apoya iniciativas de políticas y planeación urbana que buscan disminuir la exposición al ruido del tráfico, como la disposición estratégica de las habitaciones en áreas más silenciosas de los edificios y la disminución de los límites de velocidad permitidos.

El ruido, originado por el tráfico de vehículos, trenes, aviones y actividades de construcción, representa el segundo mayor problema de salud ambiental en Europa, afectando de múltiples maneras, incluyendo daños al sistema auditivo, trastornos del sueño y reacciones emocionales y cognitivas que pueden contribuir a enfermedades cardiovasculares y neurológicas.

Los investigadores examinaron los datos de 114.353 individuos nacidos en Finlandia entre 1987 y 1998, residentes de Helsinki en 2007, y siguieron su evolución durante hasta diez años, desde los 8 hasta los 21 años, para estudiar su salud mental.

Se modeló el ruido promedio anual del tráfico rodado y ferroviario en sus residencias y se comparó con aquellos diagnosticados con depresión o ansiedad. Al fusionar estos datos, se logró una comprensión integral de los niveles de ruido a los que estaban expuestos y su salud mental progresiva.

El estudio confirmó que a niveles de 53 dB o más, el riesgo de desarrollar depresión y ansiedad aumenta significativamente en jóvenes. «Por encima de 53 dB, el ruido se convierte en un factor de estrés psicológico significativo para los jóvenes, independientemente de si duermen en la zona más tranquila o más ruidosa de la vivienda», comenta la doctora Anna Pulakka, autora principal del estudio.

La relación con la ansiedad fue particularmente más fuerte entre los hombres y aquellos cuyos padres no padecían trastornos de salud mental.

«Nuestros hallazgos respaldan la adopción de medidas adicionales para reducir la exposición al ruido del tráfico. Para los responsables políticos y los urbanistas, esto debería incluir medidas como garantizar que los dormitorios se ubiquen en la zona más tranquila de la vivienda y que haya zonas verdes cercanas. En cuanto al transporte, también se debería considerar el uso de neumáticos más silenciosos o la reducción de los límites de velocidad», señala Yiyan He, autor principal del estudio.

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