Un estudio de Sanitas revela que el 87,4% de los ciudadanos en España percibe que el ingreso de individuos con Alzheimer en residencias genera un impacto positivo tanto para los afectados como para sus cuidadores. De hecho, un 91,5% reconoce que los beneficios también alcanzan a quienes asumen el cuidado diario de estos pacientes.
Aunque un alto porcentaje ve con buenos ojos la institucionalización, solo el 64% considera necesario el ingreso en residencias. Un 32,6% opina que los cuidados deben prestarse en el hogar y apenas un 3,2% cree que deben ser responsabilidad exclusiva de la familia.
La carga que enfrentan los cuidadores, que incluye desde agotamiento físico severo (74,2%) hasta depresión (70,5%) y estrés (69,7%), evidencia la necesidad de un soporte profesional especializado. La falta de información para cuidadores es significativa, con un 90,5% de los encuestados indicando este problema, y casi la mitad señalando que los recursos disponibles están orientados solo a profesionales.
“Cuidar de una persona con Alzheimer implica una exigencia física y emocional constante que, en muchas ocasiones, excede los recursos de una familia. El ingreso en un centro especializado no debe interpretarse como un abandono, sino como una medida que protege la salud, el bienestar y la seguridad de todos los implicados”, ha afirmado la directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores, Miryam Piqueras.
Los beneficios más valorados de las residencias incluyen desde atención asistencial y médica especializada hasta seguridad y alimentación adaptada, con un 72,2% de los encuestados creyendo que esta atención mejora el estado cognitivo del paciente.
BARRERAS EMOCIONALES
A pesar del amplio reconocimiento de los beneficios de estas residencias, existen barreras emocionales y sociales, destacando la pérdida de contacto con el entorno y el sentimiento de culpabilidad, especialmente entre mujeres y jóvenes.
Un 82,8% demanda que el cuidado profesional incluya apoyo psicológico para las familias desde el inicio. Además, un 43% utiliza aplicaciones y un 36,4% dispositivos inteligentes para mejorar la comunicación y el acompañamiento. Los encuestados valoran especialmente la atención cercana y humana en la elección de un centro o cuidador.
“No basta con ofrecer plazas en residencias: es imprescindible proporcionar a las familias herramientas, formación y apoyo psicológico para que puedan afrontar cada etapa de la enfermedad con información y acompañamiento. Un cuidado de calidad debe atender tanto a la persona con Alzheimer como a su entorno más cercano”, ha añadido Piqueras.