La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una advertencia sobre las consecuencias de los drásticos recortes en la financiación sanitaria externa, que están causando una interrupción en la prestación de servicios sanitarios fundamentales en numerosos países. Para enfrentar esta situación, ha publicado una serie de directrices destinadas a mitigar los efectos tanto inmediatos como a largo plazo de estos recortes.
Según las proyecciones de la OMS, se espera que la ayuda externa para la salud se reduzca entre un 30% y un 40% para el año 2025 en comparación con 2023, afectando gravemente los servicios de salud en los países de ingresos bajos y medianos. Un estudio realizado por la OMS en marzo de 2025 en 108 de estos países revela que los recortes han mermado significativamente servicios esenciales como la atención materna y la vacunación, reduciéndolos hasta en un 70% en algunos casos.
‘Los recortes repentinos e imprevistos de la ayuda han golpeado duramente a muchos países, costando vidas y poniendo en peligro los avances sanitarios logrados con tanto esfuerzo’, expresó el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. Ha destacado que más de 50 países han reportado no solo pérdidas de empleo entre el personal sanitario, sino también interrupciones significativas en la formación de este personal.
‘Pero en esta crisis reside una oportunidad para que los países transiten de la dependencia de la ayuda hacia una autosuficiencia sostenible, basada en recursos nacionales. Las nuevas directrices de la OMS ayudarán a los países a movilizar, asignar, priorizar y utilizar mejor los fondos para apoyar la prestación de servicios de salud que protejan a las personas más vulnerables’, añadió.
Las directrices de la OMS enfatizan la importancia de considerar el gasto en salud no solo como un costo, sino como una inversión en la estabilidad social y económica. Subrayan la necesidad de proteger los presupuestos de salud y priorizar los servicios esenciales, además de mejorar la eficiencia en adquisiciones y reducir gastos generales. También recomiendan integrar servicios financiados externamente en modelos de atención primaria y utilizar evaluaciones de tecnologías sanitarias para priorizar las inversiones más efectivas.
















