La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido una advertencia sobre la inadecuada respuesta del sector sanitario en Europa hacia las mujeres que han sufrido violencia. Este jueves, un informe reveló que muchas supervivientes quedan excluidas de los necesarios servicios médicos y psicológicos, coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
El estudio titulado ‘Atención, valentía, cambio: el liderazgo del sector sanitario para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas’, presentado en el Ministerio de Sanidad, estima que cerca de 123 millones de mujeres y niñas en la región europea de la OMS experimentarán violencia física y/o sexual en sus vidas. Esta alarmante estadística subraya una crisis de salud pública que sigue intensificándose y demanda intervenciones efectivas, especialmente dado que los registros oficiales tienden a subestimar la magnitud real del problema y los índices de feminicidios están en aumento en varios países de la región.
En este marco, los sistemas de salud juegan un papel crucial en la asistencia a las víctimas, siendo los profesionales de la salud frecuentemente los primeros y a veces los únicos en interactuar con las supervivientes. Además, tienen la capacidad de contribuir en la prevención, identificación de señales de violencia y facilitación de apoyo y recursos necesarios.
La OMS ha analizado la respuesta de los sistemas de salud de Europa mediante el estudio de 241 políticas de los 53 Estados miembro de la región. Los hallazgos indican ‘deficiencias críticas’ y han llevado al organismo a proponer una hoja de ruta para fortalecer el papel del sector sanitario.
Aunque el 87% de los países analizados posee estrategias multisectoriales para abordar esta problemática, solo el 45% tiene directrices clínicas específicas para los proveedores de atención sanitaria y solo el 43% incorpora la violencia contra las mujeres en sus estrategias, planes o políticas nacionales de salud. Además, menos del 40% de los países incluye en sus políticas servicios esenciales como anticonceptivos de emergencia, aborto seguro, profilaxis para infecciones de transmisión sexual, profilaxis postexposición al VIH, evaluación de la salud mental, derivaciones a servicios de salud mental o a otros sectores.
El documento reconoce la voluntad de cambio en los países, destacando que aproximadamente el 75% tiene políticas que respaldan la formación de los profesionales sanitarios en temas de violencia contra las mujeres.