En un avance médico sin precedentes en Europa, el Hospital Universitario TUM de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania) ha implantado una interfaz cerebro-computadora a un paciente tetrapléjico, lo que podría posibilitarle manejar un teléfono inteligente y un brazo robótico solo con su pensamiento.
Este innovador dispositivo tiene como objetivo facilitar investigaciones que buscan mejorar la autonomía y la calidad de vida de los afectados. Los investigadores tienen la expectativa de que Michael Mehringer, un joven de 25 años, logre operar estos dispositivos mediante su actividad cerebral.
“Espero poder volver a comer y beber de forma independiente y necesitar menos ayuda en la vida diaria”, declaró Michael Mehringer, quien a los 16 años sufrió un severo accidente de motocicleta seguido de un largo período hospitalario que incluyó coma y múltiples operaciones.
UNA CIRUGÍA DE CINCO HORAS
La operación, que duró más de cinco horas, permitió la colocación de un implante con 256 microelectrodos que capturan las señales cerebrales asociadas a la planificación y ejecución de movimientos de agarre complejos.
“El mayor reto fue implantar los electrodos con absoluta precisión. Es la única manera de obtener registros precisos y medir las señales cerebrales de forma fiable”, explicó Bernhard Meyer, director del Departamento de Neurocirugía.
Michael Mehringer y el equipo de investigadores se reúnen semanalmente para conectar el implante a un ordenador y extraer la actividad neuronal. Estos datos son fundamentales para entrenar algoritmos de Inteligencia Artificial que vinculen patrones de actividad cerebral con los movimientos que Michael pretende realizar.
El uso de la señal cerebral decodificada permite controlar un cursor en pantalla o un clic de ratón, y se espera que este sistema permita a Mehringer aprender a manejar un brazo robótico.
“En lugar de esperar que los humanos se adapten y aprendan a operar sistemas robóticos, el objetivo es diseñar sistemas que reconozcan la intención humana”, señaló Melissa Zavaglia, líder del equipo.
Tras varias semanas de entrenamiento, se observan progresos significativos. Mientras Michael sigue el movimiento del cursor en un monitor, los investigadores pueden identificar, a partir de sus señales cerebrales, hacia dónde se dirige.
“Siempre mantengo una actitud positiva. Siempre tengo esperanza. Eso es lo que me impulsa a seguir adelante. Me enorgullece poder contribuir al avance de la investigación”, afirmó Michael Mehringer.
Actualmente, los investigadores buscan jóvenes adultos en la región de Múnich con lesiones medulares graves para unirse al estudio y lograr “grandes avances” en la investigación en los próximos años.
“Buscamos personas con espíritu pionero y una actitud positiva ante la vida. Sin embargo, es importante que los participantes comprendan que se trata de investigación, no de tratamiento. El resultado de la investigación no es tan predecible como, por ejemplo, tomar un analgésico que ha sido refinado y probado durante décadas”, concluyeron los investigadores.