Pacientes con migraña esperan seis años de media para ser diagnosticados

Se tarda seis años de media en diagnosticar la migraña, con un 40% de pacientes aún sin diagnóstico. Expertos demandan mejoras en atención y acceso a tratamientos.

El 95% de los pacientes de migraña tarda una media de seis años en recibir el diagnósticoLUNDBECK

El 95% de los afectados por migraña demoran aproximadamente seis años en obtener un diagnóstico adecuado, y un 40% de ellos aún no ha sido diagnosticado, lo que ha llevado a un clamor generalizado por parte de pacientes, médicos, enfermeros y psicólogos para mejorar la detección y el acceso a tratamientos innovadores.

“La migraña es una de las enfermedades neurológicas más incapacitantes y con mayor infradiagnóstico; muchas personas tardan años en obtener un diagnóstico correcto y acceder a una unidad de cefaleas”, señaló el doctor Roberto Belvís en el III seminario de periodistas organizado por Lundbeck.

Aunque la migraña afecta al 12% de la población española, siendo el 80% mujeres, y es la principal causa de discapacidad en menores de 50 años, el acceso a unidades especializadas y tratamientos avanzados varía enormemente según la región de residencia del paciente.

“El diagnóstico tardío y las diferencias en el acceso a la atención convierten a la migraña en una enfermedad con muchas retos y necesidades no cubiertas”, agregó Belvís.

Los expertos reunidos han destacado la migraña como una patología “invisible y banalizada”, subrayando que los obstáculos diagnósticos, la falta de formación médica adecuada y las disparidades regionales forman un “auténtico itinerario de obstáculos” para los pacientes.

En el seminario, se enfatizó la importancia de visibilizar estas barreras para exigir una atención integral y homogénea en todo el país, destacando que “solo se pueden resolver” estas carencias a través de un plan nacional que asegure estándares mínimos y uniformes.

“Tenemos conocimiento, profesionales e innovación (…) pero lo que falta es voluntad política y planificación estratégica”, concluyó Belvís.

LA ENFERMERÍA COMO “CLAVE” EN EL ACOMPAÑAMIENTO

Por su parte, la enfermera experta en cefaleas Tania Herrera destacó la importancia de la enfermería en la educación y seguimiento del paciente, indicando que la creación de roles específicos en unidades de cefaleas “reduce las visitas a urgencias, mejora la calidad de vida y refuerza la relación profesional-paciente”.

Herrera resaltó que incorporar enfermeras expertas en neurología es “una inversión que repercute directamente en la eficiencia del sistema y en la satisfacción del paciente”, y enfatizó que su labor trasciende la atención clínica al incluir también educación para manejar desencadenantes y estrategias de autocuidado, reduciendo la frecuencia e impacto de las crisis.

“El gran reto es garantizar una atención equitativa, asegurando la presencia de enfermeras expertas en cefalea en todas las consultas monográficas a nivel estatal. Para lograrlo, debemos impulsar la formación avanzada y consolidar nuestra integración en equipos multidisciplinares. Solo así podremos ofrecer una atención de calidad y contribuir de manera efectiva a mejorar la calidad de vida de quienes conviven con migraña”, añadió.

Además, se ha señalado la importancia de atender también la salud emocional en el tratamiento de la migraña, ya que, según la Sociedad Española de Neurología, un 38% de los pacientes sufren de síntomas depresivos moderados o graves y un 22% padece de ansiedad.

“No se puede hablar de abordaje integral si no se atiende también la dimensión emocional del paciente. La migraña no solo duele en la cabeza, también en la autoestima, en el trabajo y en las relaciones sociales. La salud mental no sólo empeora el curso de la migraña, sino que también va a modular la experiencia fisiológica del dolor”, expresó la psicóloga Almudena Mateos.

Durante el evento, la Asociación Española de Migraña y Cefalea (AEMICE) instó a las autoridades a implementar un Plan Estratégico Nacional de la Migraña, con recursos adecuados que aseguren equidad territorial, investigación y apoyo a la atención multidisciplinar, además de acceso equitativo a tratamientos innovadores.

“La prioridad para los próximos años es mejorar de manera decidida la atención sanitaria y social que recibe la población con migraña en nuestro país. Para ello es imprescindible que las autoridades sanitarias impulsen, de una vez por todas, un Plan Nacional de Migraña que marque estándares claros de calidad asistencial, garantice un abordaje homogéneo en todo el país y reconozca el impacto real de la enfermedad también en el ámbito social”, manifestó Eva Ortega, representante de AEMICE.

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