El líder del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, ha solicitado que se considere la exposición al radón dentro de las políticas de prevención contra el cáncer, destacando también la necesidad de mejorar la formación en riesgos ambientales. Además, respalda la exigencia de realizar mediciones fidedignas de los niveles de este gas en entornos laborales y domésticos.
El radón, una fuente significativa de radiación ionizante de origen natural, es incoloro e inodoro, y se infiltra en los edificios desde el subsuelo. En España, muchas estructuras muestran altas concentraciones de radón, lo que representa un serio peligro para la salud pública y es la segunda causa más común de cáncer de pulmón en el país.
Según estimaciones, el radón es responsable del 4% de las muertes por cáncer de pulmón en España, lo que se traduce en más de 1.500 decesos cada año. “Cada medición cuenta y cada centro laboral protegido salva vidas. Como enfermeras recordamos que la prevención comienza con la información y la educación para la salud”, declara Pérez Raya.
Para conseguir una estimación adecuada de la exposición al radón, se recomienda realizar mediciones de larga duración, de al menos tres meses, usando detectores pasivos de trazas en lugares representativos. “En viviendas, los medidores electrónicos pueden apoyar cribados iniciales, en centros de trabajo se prioriza la metodología reglada y la trazabilidad metrológica. En los centros de trabajo, es necesario contar con unas buenas prácticas de medición. Primero debe haber una buena planificación, en zonas, número de detectores, temporada* La colocación del dispositivo de medición debe ser elevada y lejos de corrientes inmediatas. Es importante registrar las condiciones ambientales y de uso de los espacios. El análisis debe llevarse a cabo por un laboratorio acreditado y es preciso hacer un reporte con la media anual estimada y recomendaciones de mitigación cuando proceda”, continúa la especialista del Trabajo.
Además, una de las grandes dificultades del radón es que no provoca síntomas a corto plazo, lo que complica el diagnóstico precoz y aumenta los riesgos para la salud. “Cuando se inhala, el radón y sus progenies radioactivos emiten radiación alfa que se deposita en el epitelio broncopulmonar, produciendo daño en el ADN celular y aumentando el riesgo de carcinogénesis”, explica María Novoa, enfermera especialista del Trabajo.
“La gestión del riesgo requiere una respuesta coordinada entre administraciones, servicios de prevención, profesionales sanitarios y ciudadanía, con liderazgo específico de la Enfermería del Trabajo en entornos laborales. Reducir el riesgo real de padecer cáncer es una medida de alto impacto tanto personal, laboral como organizacional y social. Mejorar este impacto es una oportunidad de liderazgo para las enfermeras del Trabajo, quienes conocen el riesgo y las medidas de actuación para reducir la exposición. Las enfermeras del Trabajo no solo contribuyen a analizar y evaluar el riesgo, sino que lideran decisiones informadas que protegen vidas”, añade.
Finalmente, en la prevención primaria del cáncer de pulmón, se incluye controlar el tabaquismo, reducir la exposición al radón y otros carcinógenos ocupacionales, y mejorar la calidad del aire en interiores. No obstante, en España aún no se han implementado programas extensivos de detección de cáncer relacionados con el radón. “Según criterios clínicos y de exposición, la tomografía computarizada de baja dosis puede considerarse válida para el cribado selectivo en personas con alto riesgo”, concluye Novoa.










