Hasta julio de 2025, se han contabilizado 544 incidentes laborales vinculados a trastornos cardiovasculares, resultando en 153 decesos, como reporta la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF). La organización solicita al Gobierno y a las corporaciones la adopción de «medidas urgentes» para salvaguardar la salud de los trabajadores, en particular aquellos en sectores de alto riesgo como el de bomberos, sanitarios y otros.
Las muertes en el trabajo por esta causa se deben principalmente a infartos y derrames cerebrales. Durante 2024, se registraron 983 incidentes laborales por estas enfermedades, de los cuales 266 fueron mortales, mostrando un incremento del 8,6% en comparación con el año anterior.
De cara al Día Mundial del Corazón el 29 de septiembre, CSIF señala que estos datos representan solo una pequeña parte de un problema más profundo, desatendido durante años. Las condiciones laborales que promueven el estrés crónico y otros factores son terreno fértil para las enfermedades cardíacas en el trabajo.
Dentro de las medidas propuestas para mitigar estos riesgos, se incluye considerar el riesgo cardiovascular en las evaluaciones de riesgos laborales, revisar los ritmos de trabajo, asegurar dotaciones adecuadas de personal, la instalación obligatoria de desfibriladores en lugares de alta concurrencia, y la implementación de programas de salud cardiovascular.