El director clínico y cofundador del Centro Europeo de Neurociencias (CEN), José López Sánchez, ha destacado que la neurorrehabilitación intensiva es clave para que numerosos afectados por lesiones cerebrales puedan recuperar no solo su autonomía sino también su “identidad”. Especialmente en casos de supervivientes de ictus o traumatismos craneoencefálicos, donde las secuelas pueden alterar su habla, movilidad o pensamiento.
“Las lesiones cerebrales no son el final, pero sí un punto de inflexión. La rehabilitación intensiva permite que muchas personas recuperen su autonomía y su identidad, pero requiere tiempo, trabajo y acompañamiento emocional”, enfatizó López Sánchez, en el marco del Día Mundial del Ictus y el Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido.
En este contexto, destacó el comienzo de la “batalla” contra el daño cerebral cuando los pacientes regresan a sus hogares y deben “aprender a vivir de nuevo”, resaltando que detrás de cada recuperación hay una “historia de valentía y constancia”, como la de Samuel, quien a los 32 años sufrió un grave accidente de tráfico. Tras un largo ingreso en el Hospital Doce de Octubre, incluyendo semanas en coma y múltiples operaciones, su situación era crítica.
“Durante meses no respondía a estímulos, no hablaba, no comía solo. Era muy duro ver cómo alguien tan vital quedaba atrapado dentro de sí mismo”, compartió su esposa Adriana. Tras más de un año en el hospital, Samuel inició en el CEN un intensivo programa que incluía fisioterapia, neuropsicología y terapia ocupacional. “Cuando llegó a CEN, no podía mantenerse en pie. Hoy camina de manera independiente, va solo al baño y puede mantener una conversación coherente. Todavía tiene olvidos, pero cada semana hay pequeños avances”, contó Adriana, quien ahora espera su segundo hijo, un hecho que parecía “imposible” tras el accidente.
Otro caso es el de Rodrigo, quien a los 23 años sufrió un ictus mientras se preparaba para ir al gimnasio. “Llamé a mis padres porque sabía que algo no iba bien, pero desde ahí no recuerdo nada más”, dijo Rodrigo, quien tras pasar diez días en coma inducido y someterse a cuatro operaciones, empezó su recuperación en el CEN en septiembre de 2024. “Cuando llegué no podía mover los dedos ni hablar con claridad. Hoy puedo coger cosas, hablar sin pausas y mantener una conversación normal. Vuelvo a hacer deporte, viajo, conduzco, salgo con mis amigos. Soy totalmente independiente (…) He aprendido que la recuperación no depende solo del cuerpo, sino también de la actitud. Hay que tener ganas de seguir adelante, apoyarse en la familia y disfrutar del proceso, porque estamos vivos”, agregó.
Finalmente, López Sánchez reafirmó que estos logros son fruto de la ciencia, pero también de la “constancia, la empatía y el trabajo en equipo” entre profesionales, pacientes y familiares.