La queratitis infecciosa representa una inflamación de la córnea que en sus casos más críticos puede derivar en cicatrices permanentes, pérdida de la visión y la potencial necesidad de un trasplante corneal, según indica Emilio Dorronzoro, jefe de Oftalmología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
Esta condición es frecuentemente causada por la proliferación de microorganismos como bacterias, hongos y protozoos, que se encuentran en aguas de lugares recreativos y pueden quedar atrapados entre la lentilla y la córnea. Natación con lentillas aumenta la probabilidad de infecciones oculares. Un microorganismo particularmente peligroso es la Acanthamoeba, que se encuentra en ambientes acuáticos y aunque es poco común, sus infecciones pueden ser severas. Los síntomas de queratitis por Acanthamoeba incluyen dolor ocular severo, sensación de cuerpo extraño persistente, lagrimeo excesivo, fotofobia, visión borrosa y en casos avanzados, inflamación del párpado y opacificación de la córnea.
Por otro lado, el nado con lentillas también incrementa el riesgo de desarrollar queratitis bacteriana, causada por patógenos como ‘Pseudomonas aeruginosa’, o conjuntivitis fúngica, más frecuente en aguas estancadas o mal tratadas. ‘El cloro de las piscinas, aunque está destinado a eliminar microorganismos, no elimina a todos y además puede irritar los ojos y alterar la película lagrimal’ explica Dorronzoro. ‘En consulta vemos con frecuencia casos de personas que, sin saberlo, adoptan hábitos de riesgo cuando se bañan en la piscina o en la playa con las lentillas puestas. Esto es especialmente preocupante en verano, cuando se multiplican las actividades acuáticas y, con ellas, la posibilidad de sufrir infecciones oculares graves’, añade.
Los expertos oftalmólogos de Sanitas recomiendan como medida ‘más eficaz’ evitar nadar con lentes de contacto para prevenir la entrada de microorganismos en el ojo. Además, sugieren el uso de gafas de natación herméticas y considerar la cirugía refractiva para aquellos altamente dependientes de las lentillas. ‘La prevención es la clave. Las lentillas son seguras siempre que se utilicen de forma responsable. Sin embargo, al combinarlas con agua, debemos extremar las precauciones para evitar infecciones que pueden tener consecuencias irreversibles’, concluye Dorronzoro.