Técnica de imagenología común en cáncer podría optimizar el tratamiento de la aterosclerosis

El Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha revelado que el ’18FDG-PET’, empleado principalmente para diagnosticar cáncer, también es efectivo para evaluar la actividad de la aterosclerosis, lo que podría perfeccionar su manejo y facilitar la creación de nuevas terapias.

La aterosclerosis, una patología que se desarrolla de manera silenciosa y puede durar años sin manifestar síntomas, es el principal factor detrás de infartos y accidentes cerebrovasculares. Esta enfermedad se define por el depósito de lípidos y otras sustancias en las arterias, lo que puede bloquear o interrumpir abruptamente el flujo de sangre, causando incidentes cardiovasculares severos.

A pesar de que existen tratamientos efectivos para controlar su progresión, continúa siendo un desafío medir con exactitud la eficacia de las intervenciones médicas en los pacientes.

En el estudio reciente, se ha identificado que la señal captada por ’18FDG-PET’, que emplea la tomografía por emisión de positrones para medir la energía consumida por las células, indica el metabolismo celular en las lesiones ateroscleróticas y no solo la presencia de inflamación como se creía anteriormente.

PROBADO EN ANIMALES TRANSGÉNICOS

Mediante un modelo experimental en animales transgénicos con aterosclerosis avanzada, que se logró revertir parcialmente con tratamiento dietético y farmacológico, se observó que la señal de ’18FDG-PET’ disminuyó significativamente junto con la reducción de genes involucrados en el metabolismo de la glucosa en células de la placa aterosclerótica.

«La técnica 18 FDG-PET refleja el nivel de actividad de las células de la lesión aterosclerótica, y por tanto puede servir como una herramienta sensible para evaluar el efecto de tratamientos o el riesgo de progresión de la enfermedad», ha explicado la investigadora del CNIC Paula Nogales, autora principal del estudio, junto a Jacob Bentzon, líder del grupo en el CNIC y la Universidad de Aarhus (Dinamarca).

Este descubrimiento sugiere que se podría utilizar una técnica ya existente en muchos hospitales para mejorar el monitoreo clínico de la aterosclerosis y promover el avance de nuevos tratamientos para esta enfermedad silenciosa pero potencialmente letal.

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