El jefe de Urgencias del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja (Madrid), Alfonso Marco Sanz, ha alertado de que las bajas temperaturas disminuyen la capacidad de los pulmones y alteran las defensas naturales del sistema respiratorio. Si a este factor se suma la exposición a la contaminación del aire, se agravan las patologías respiratorias y sus síntomas aparecen antes y con mayor intensidad.
En otoño, la contaminación atmosférica se acumula con más facilidad por la menor ventilación y la estabilidad de las masas de aire. Las partículas finas (PM2,5 y PM10), el dióxido de nitrógeno (NO2) y el benzo[a]pireno alcanzan concentraciones más elevadas debido a la escasa dispersión, lo que incrementa la irritación de las vías respiratorias y refuerza el impacto del frío.
Este efecto es especialmente acusado en personas con asma, bronquitis o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Aunque el repunte de la polución comienza en otoño, se acentúa en invierno, cuando las inversiones térmicas dificultan aún más la renovación del aire. Esta situación eleva la exposición y el riesgo para la salud, que la Agencia Europea de Medio Ambiente sitúa en al menos 239.000 fallecimientos en la Unión Europea en 2022 vinculados a la exposición a partículas finas (PM2,5).
“El aire limpio es fundamental no solo para la salud pública, sino también para mitigar el cambio climático. Los principales gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), responsables de retener el calor en la atmósfera y de alterar los patrones meteorológicos. Reducir sus concentraciones requiere impulsar las energías renovables, mejorar la eficiencia energética y promover una movilidad más sostenible”, ha explicado el director del Instituto BIOMA de la Universidad de Navarra, Jesús Miguel Santamaría.
En este marco, el informe “Influencia del medioambiente urbano en la salud de las personas”, elaborado por el Instituto BIOMA para la Cátedra Sanitas de Salud y Medioambiente de la Universidad de Navarra, señala que la población española ha desarrollado en los últimos años una menor tolerancia al frío tras adaptarse progresivamente a temperaturas más suaves. Esta circunstancia está provocando un incremento de los efectos negativos del frío sobre la salud respiratoria incluso con valores térmicos moderados.
Medidas de prevención frente al frío y la contaminación
Los especialistas de la Cátedra Salud y Medioambiente recomiendan adoptar medidas preventivas para proteger los pulmones durante los meses fríos en las ciudades. Entre ellas, aconsejan limitar la actividad al aire libre en jornadas con altos niveles de contaminación, especialmente en el caso de colectivos vulnerables como niños, personas mayores y pacientes con patologías respiratorias, más sensibles a la mala calidad del aire.
Asimismo, subrayan la conveniencia de resguardar las vías respiratorias del aire frío cubriendo nariz y boca con una bufanda o mascarilla, lo que permite calentar y humedecer el aire antes de que llegue a los pulmones y disminuye la irritación bronquial.
Otra de las recomendaciones se centra en el uso de purificadores de aire con filtros HEPA en espacios interiores, con el fin de reducir la presencia de contaminantes. En este sentido, recuerdan que es importante ventilar bien las estancias, pero solo cuando los niveles de polución exterior sean bajos, para conservar una buena calidad del aire en el interior.
Por último, insisten en la necesidad de mantener actualizada la vacunación antigripal y antineumocócica. Esta medida preventiva resulta clave en pacientes con enfermedades respiratorias crónicas en los periodos de mayor exposición, ya que contribuye a disminuir las complicaciones derivadas de infecciones respiratorias.