El destacado psiquiatra infantil y adolescente Hilario Blasco-Fontecilla, quien también ejerce como director general de Emooti e investigador en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), ha destacado la necesidad de actuar con celeridad frente a los trastornos de conducta en menores. Señala que postergar la intervención podría tener impactos duraderos en el ámbito académico y social de los niños.
“Los problemas de conducta son un reflejo de malestar interno y no deben ser ignorados ni atribuidos a simple rebeldía”, explicó el experto, haciendo referencia a comportamientos como la desobediencia constante, la agresividad y la baja tolerancia a la frustración, entre otros.
Un estudio de Pedro Javier Rodríguez Hernández, publicado en ‘Pediatría integral’, muestra que estos problemas afectan a un significativo porcentaje de niños y niñas de entre cinco y doce años. La ausencia de intervención temprana puede comprometer el bienestar y la armonía del entorno escolar.
En respuesta a esta problemática, el Instituto de Salud y Bienestar Emooti ha colaborado con la UNIR y la Universidad de Navarra para crear una guía de buenas prácticas. Este manual está diseñado para ayudar a los centros educativos a identificar y manejar estos trastornos desde una etapa temprana. Es crítico observar y actuar ante signos como la agresividad, las discusiones frecuentes y las actitudes desafiantes tanto en la educación primaria como secundaria.