El presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, ha advertido sobre las posibles consecuencias de un estancamiento prolongado en la próxima actualización de la corte, prevista para finales de año, lo que incluiría su propia salida. Este retraso podría comprometer el “buen funcionamiento” de la institución.
Esta declaración ha tenido lugar durante una rueda de prensa en el VI Congreso Mundial sobre Justicia Constitucional, celebrado del 28 al 30 de octubre en Madrid. Allí, Conde-Pumpido ha comentado que el TC ha defendido siempre en sus fallos que la renovación de los órganos constitucionales debe realizarse a tiempo, destacando que cualquier bloqueo puede deteriorar la eficiencia del sistema jurídico.
El presidente ha reconocido que ciertos retrasos menores pueden no ser muy perjudiciales, pero ha alertado que bloqueos extensos, como el que sufrió la renovación del Consejo General del Poder Judicial que duró más de cinco años, constituyen una “anormalidad grave” que podría afectar, aunque no directamente a la independencia del TC, sí a su correcto funcionamiento.
Con respecto a cuánto tiempo de demora sería aceptable, Conde-Pumpido ha evitado hacer comentarios para no interferir en procesos que considera políticos y que requieren de un consenso. No obstante, ha subrayado la importancia de que no existan retrasos.
“INTERFERENCIA POLÍTICA”
Además, ha señalado como una amenaza a la autonomía del TC la “interferencia política” por parte de otros poderes del Estado que cuestionan sus decisiones. También ha hecho referencia a las dificultades en la ejecución de las sentencias del TC, que permanecen al tope del sistema jurídico español. Ha recordado también la ley del gobierno del PP que permitió al TC ejecutar sus resoluciones, crucial durante el ‘procés’.
Finalmente, Conde-Pumpido ha mencionado las campañas que buscan minar la credibilidad y la independencia del TC, así como las críticas que señalan que sus decisiones no son equitativas, como otro desafío para la corte.
















