Tribunales

El Supremo confirma 13 años de prisión a un hombre por múltiples agresiones sexuales a su expareja en Ourense

El Supremo confirma 13 años de cárcel a un hombre por varias agresiones sexuales a su expareja en Ourense y declara firme la sentencia.

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El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de 13 años de prisión impuesta a un hombre por varias agresiones sexuales cometidas contra su expareja en Ourense, al rechazar el recurso de casación formulado por la defensa del penado.

La representación del acusado había presentado inicialmente un recurso de apelación contra la sentencia dictada el 9 de junio de 2022 por la Audiencia Provincial de Ourense. Dicho recurso fue rechazado por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) en una resolución de 8 de febrero de 2023, frente a la cual la defensa volvió a recurrir en casación ante el Supremo.

En su fallo definitivo, el Alto Tribunal desestima el recurso y subraya que “resulta inviable no respetar los hechos probados”, ratificando así la pena de 9 años de prisión por un delito de agresiones sexuales consumadas y de 4 años y seis meses por un delito de agresiones sexuales en grado de tentativa. Se mantienen igualmente la prohibición de acercarse a la víctima a menos de 500 metros y de comunicarse con ella durante 20 años, así como la medida de libertad vigilada durante 10 años.

Los hechos acreditados

La sentencia recoge que el condenado mantuvo una relación sentimental con la víctima durante unos dos años, llegando a convivir en el mismo domicilio, hasta que la pareja se separó entre noviembre y diciembre de 2019. Pese a la ruptura y a que la relación no se reanudó, el hombre insistió en retomar el contacto mediante llamadas telefónicas, mensajes de WhatsApp y dejando flores en el coche de la mujer.

El 8 de junio de 2020, el acusado acudió a la vivienda de su expareja, con el permiso de ella, para recoger efectos personales. Una vez dentro, “haciendo uso de su fuerza y mayor masa corporal”, la obligó a entrar en el dormitorio, la tiró sobre la cama y le rasgó la camiseta y la ropa interior.

A continuación, la sujetó por las manos y la cintura, se colocó encima de ella y le practicó sexo oral contra su voluntad, mientras le decía que “se correría por última vez”, hasta el punto de que la mujer “fingió un orgasmo para que el condenado cesase en su acción”. Después, la víctima se arrodilló en la habitación y le rogó que se fuera, momento que el acusado aprovechó para “sacar su pene e introducirlo en la boca de la víctima”.

Tras aparentar que iba a abandonar la vivienda, la mujer se dirigió a la cocina, instante en el que el procesado volvió a atacarla, tirándole del pelo e introduciéndole la mano por el pantalón.

El 22 de ese mismo mes, cuando la víctima accedía a su domicilio, el hombre apareció de forma inesperada y entró en la casa alegando que necesitaba recoger más pertenencias. Después de hacerse con varios objetos, se dirigió al dormitorio de la mujer para llevarse ropa interior que él mismo le había regalado.

La víctima le pidió que se marchase, y él respondió ofreciéndole 50 euros a cambio de mantener relaciones sexuales. Acto seguido, la sujetó, la lanzó sobre la cama y colocó sobre ella un cuchillo que había cogido previamente de la cocina, rompiéndole la camiseta y arrancándole el pantalón hasta dejarla desnuda.

Se produjo entonces un forcejeo en el que el acusado le causó diversas lesiones en el escote, el antebrazo y el labio. La mujer consiguió salir de la habitación, pero fue nuevamente agredida: el hombre la agarró del pelo y la llevó al baño, donde le expresó su intención de mantener relaciones sexuales por última vez, sin llegar finalmente a consumar el ataque.