La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Ourense ha dictado sentencia absolutoria para un guardia civil al que se le atribuían delitos de revelación de secretos y de omisión del deber de perseguir delitos en el conocido como ‘Crimen del Lago’, el asesinato con alevosía de un hombre de 70 años en el Lago de Sanabria en diciembre de 2019.
El juicio se celebró el pasado mes de noviembre. En la vista oral, la defensa planteó diversas cuestiones previas, reclamando la nulidad de varios autos que habían autorizado la intervención de comunicaciones. Argumentó que esas resoluciones carecían de motivación suficiente y que vulneraban el derecho fundamental al secreto de las comunicaciones.
De acuerdo con el fallo difundido por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), el tribunal revisó la legitimidad de los indicios que sirvieron de base para acordar dichas escuchas y concluyó que no había datos objetivos bastante s que vinculasen a la persona afectada con el delito que se estaba investigando.
Como consecuencia de ese análisis, la Sala declara que los autos que autorizaron la injerencia en las comunicaciones eran “nulos”, lo que conlleva la invalidez de toda la información obtenida a partir de esas intervenciones.
En aplicación de esa nulidad, el tribunal acuerda la absolución del guardia civil de todos los cargos que pesaban sobre él. La resolución no es definitiva, ya que contra la misma cabe interponer recurso de apelación ante el TSXG.
El ‘Crimen del Lago’ y el origen del procedimiento
Los hechos analizados en esta causa se conocieron de forma “casual” —tal y como se indicó durante la vista— en el marco de la investigación del ‘Crimen del Lago’, ocurrido en diciembre de 2019. Por estos hechos, el 12 de noviembre de 2025 la Audiencia Provincial de Zamora impuso penas de 22 y 17 años de prisión a una mujer y a un hombre, respectivamente, como autores de un delito de asesinato con alevosía sobre un varón de 70 años.
Según se recoge en aquella sentencia, los condenados habían suministrado a la víctima algún tipo de medicación que “anuló sus posibilidades de defensa”, le colocaron un saco de cal viva atado al cuerpo e introdujeron la mitad inferior de su cuerpo en una bolsa. Además, le retiraron la documentación identificativa y arrojaron el cadáver al río Tera (Zamora), donde el hombre murió finalmente por asfixia por sumersión.
En el marco de esa investigación principal, al estudiar el tráfico telefónico entre dos sospechosas —una de ellas, expareja de un interno fugado en Ourense—, los investigadores localizaron conversaciones de esta con el guardia civil ahora absuelto, en las que se desprendía que no habría comunicado el paradero del preso tras su huida.










