La aparición de una mancha de sangre en el marco de la puerta de su casa fue clave para que la Policía pusiera en duda la declaración inicial de José Luis M.C., acusado por el asesinato en Coia y que ahora enfrenta un juicio por jurado en la Audiencia Provincial de Pontevedra, en Vigo. Las acusaciones contra él podrían resultar en una condena de casi 22 años de prisión por asesinato y posesión ilegal de armas.
Durante la sesión del martes, testificaron los agentes que intervinieron la noche del suceso, el 6 de abril del año anterior. Coincidieron en que al arribar al lugar, observaron a dos vecinas intentando reanimar a la víctima, quien estaba tirada en el suelo cerca de la casa del acusado, en un charco de sangre.
Cerca del cadáver, los policías hallaron un hierro y una cadena de metal gruesa, y no muy lejos, hacia la puerta del domicilio del acusado, descubrieron un machete o cuchillo grande con la inscripción ‘Terror Team’ en la hoja.
Al principio, José Luis declaró que había oído un ruido y al salir, vio al fallecido con un machete, discutiendo con un joven armado con una escopeta recortada. Afirmó haber cerrado la puerta y luego escuchó dos disparos, encontrando al hombre ya muerto al abrirla de nuevo.
Los agentes notaron inconsistencias en su relato, pues el acusado tenía manchas de sangre en una mano y en el interior del marco de su puerta. “Si hubiera tenido la puerta cerrada cuando se produjeron los disparos, como él dijo, la sangre no podría llegar ahí”, señalaron los policías.
Los claros indicios y el estado de nerviosismo de José Luis, sumado a las variaciones en su relato, motivaron su arresto. “Los indicios eran clarísimos (…) fue detenido porque había sospechas fundadas”, explicó uno de los agentes.
Después de la detención, al llevar al acusado a su habitación para recoger una medicación, confesó haber disparado a la víctima y entregó la escopeta usada, que había escondido bajo su colchón.
En su defensa, José Luis alegó que la víctima, a quien conocía, llegó a su casa armada con un machete, un hierro y una cadena, y que “temió por su vida y la de su madre”, presente en el domicilio. “Reconoció que hubo una discusión y que, al ver el machete y la barra sintió miedo”, comentaron los testigos policiales, quienes añadieron que el acusado hizo un “primer disparo intimidatorio” con un cartucho de sal, y que el segundo disparo impactó en el rostro de la víctima, causándole la muerte.















