Este miércoles, la Audiencia Nacional evalúa las acciones de Asier Mardones, exmiembro de ETA, por un intento de ataque con coche bomba que no llegó a ejecutarse en Bilbao en el año 2002. Los agentes de la Ertzaintza consiguieron desactivar el artefacto usando inhibidores.
Mardones enfrenta una solicitud de 152 años de prisión por parte de la Fiscalía, que en su documento de acusación, según informa Europa Press, lo imputa por los presuntos delitos de ‘asesinato en grado de tentativa, tenencia de armas y explosivos, robo con intimidación, detención ilegal y estragos’.
De acuerdo con la versión de la Fiscalía, el 31 de agosto de 2002, Mardones junto a otros dos miembros del ‘comando Ezkaurre’ sustrajeron una furgoneta, colocaron un explosivo en ella y la estacionaron en la calle Zamakola. El propósito era detonarla al pasar una patrulla de la Ertzaintza para matar a sus seis ocupantes.
Los exetarras, expertos en explosivos, estaban al tanto de que la patrulla, compuesta por seis agentes, recorrería esa ruta regularmente. Mardones intentó detonar el explosivo con un control remoto, pero el artefacto no explotó ‘gracias al uso de los inhibidores por parte de la patrulla de la Ertzaintza, debidamente advertida de la previa sustracción de la furgoneta, lo que anuló por completo la señal emitida por el radio mando’.
Mardones es el único acusado en este caso, ya que uno de los miembros del comando murió en otro atentado en septiembre de 2003, por el cual Mardones ya fue condenado a 74 años de prisión. El tercer miembro fue procesado pero posteriormente se archivó su causa por prescripción.