La madre de una menor que habría sido violada de forma continuada por su padre durante una década en Mallorca ha relatado ante el tribunal que la niña le explicó que el acusado “ejercía la violencia para cometer las bestialidades”.
Estas manifestaciones se han producido en la vista oral que se celebra entre este martes y miércoles en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma, donde se enjuicia a un hombre para el que la Fiscalía solicita 36 años de prisión por tres delitos continuados de agresión sexual.
El juicio ha comenzado con la declaración de la madre de la víctima, ahora expareja del procesado, después de que el Tribunal acordara que el acusado intervenga en último lugar. La mujer ha explicado que su hija fue contando los abusos poco a poco, a medida que se sentía con más fuerza para verbalizarlos.
Según su testimonio, además de las violaciones cometidas en los tres domicilios que compartieron en distintas localidades de Mallorca entre 2010 y 2020, la menor le describió otros actos de carácter sexual, como obligarla a probarse ropa interior mientras él se tocaba, así como la introducción de objetos en su vagina.
La madre ha añadido que el hombre también ejercía malos tratos tanto sobre la niña como sobre otro hijo de la pareja y que, de acuerdo con el relato de la menor, no dudaba en realizar los abusos incluso cuando el niño se encontraba presente.
De acuerdo con el escrito de acusación del Ministerio Fiscal, los hechos se remontan a 2010, cuando la víctima tenía cuatro años, y se habrían prolongado, con una escalada en la gravedad de las conductas, hasta 2021, fecha en la que la familia decidió acudir a la Policía Nacional para interponer la denuncia.
El fiscal sostiene que, en 2010, aprovechando que su esposa se había ausentado del domicilio familiar y se encontraba a solas con la niña, el hombre la violó por primera vez. El representante del Ministerio Público recoge que volvió a hacerlo al menos otra vez en 2012 y en diversas ocasiones no concretadas entre 2015 y 2019, llegando incluso a golpearla para impedir que se resistiera a los tocamientos y agresiones sexuales.
Tras el divorcio, las agresiones habrían continuado durante el régimen de visitas, cuando la menor y su hermano pequeño se quedaban en la vivienda de la nueva pareja del acusado. En 2020, cuando la niña tenía 13 años, el hombre la llevó en su furgoneta hasta el aparcamiento de un casino abandonado, cerró las puertas y, siempre según la acusación, la violó de nuevo mientras la golpeaba y la sujetaba del pelo. Durante el confinamiento por la pandemia de coronavirus se habrían producido al menos otros dos episodios de agresiones sexuales.
Como consecuencia de todo lo sucedido, la menor ha necesitado tratamiento psicológico y psiquiátrico y ha tenido que ser ingresada en varias ocasiones debido a pensamientos suicidas y conductas autolesivas.
No fue hasta junio de 2020 cuando un Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Palma acordó suspender el régimen de visitas. Posteriormente, en 2022, otro Juzgado de lo Penal condenó al acusado por unas lesiones causadas a su hija. Sin embargo, el hombre no ha llegado a ingresar en prisión por estos hechos, y es ahora cuando se sienta en el banquillo por la presunta violencia sexual continuada.










