Ratificación del Supremo de ocho años y nueve meses de prisión para individuo que amenazó a Pedro Sánchez

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la reunión del Comité Federal del PSOE.Pool

El Tribunal Supremo ha ratificado la sentencia de 8 años y 9 meses de prisión impuesta por la Audiencia Nacional a Manuel Murillo, quien expresó en un chat de WhatsApp su intención de asesinar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para provocar un cambio en la política española. La condena fue confirmada tras considerarse que sus palabras representaban una ‘propuesta seria’.

La Sala de lo Penal confirmó la decisión de la Sala de Apelación de la Audiencia Nacional que, tras un recurso de la Fiscalía, aumentó la pena inicial de 7 años y 6 meses por los delitos de proposición de homicidio al presidente y posesión de armamento bélico.

De acuerdo con el fallo, Murillo se unió al grupo ‘Terrasa por España’ en WhatsApp, donde desde junio de 2018 y en conversaciones con otros miembros, mostró su rechazo a la exhumación de Francisco Franco, iniciada por el gobierno. Con el tiempo, su animadversión se centró en Sánchez por encarnar la política que reprobaba, planteando el asesinato del presidente como método para alterar el escenario político del país.

El 19 de agosto, Murillo escribió: ‘Al Sánchez hay que cazarlo como un cuerno y poner la cabeza en la chimenea. Tantos cazadores en España y ninguno tiene cojones. Solo matan pobres animalitos que no rompen España, a este hay que cazarlo’. Posteriormente, contactó en un chat privado con la coordinadora de un partido político en el Vallés, creyendo que podría ayudarle a concretar su plan, lo que llevó a que esta alertara a los Mossos sobre sus intenciones.

‘Necesito alguna ayuda y tienen que ser patriotas. Por eso no se puede hablar más que personalmente. Soy un francotirador y con un tiro preciso se acaba el Sánchez. Antes de que hunda del todo a España’, manifestó el acusado.

El Supremo desestimó completamente su recurso, donde alegaba que sus mensajes eran solo ‘fantasías narcisistas’ y no un plan real. El tribunal consideró, dada la posesión de un arsenal y la formación de Murillo en un club de tiro, que existía una ‘propuesta seria’ para cometer el crimen, descartando su incapacidad de ejecutar dicho acto y clasificando sus mensajes como una propuesta firme y creíble.

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