Dos de los cuatro testigos que han comparecido este miércoles ante la titular del Juzgado de Primera Instancia 2 de Sabadell (Barcelona), encargada de la investigación del asesinato de Helena Jubany en diciembre de 2001, han sostenido que Santiago Laiglesia, uno de los investigados en la causa, vivía en el mismo inmueble en el que se cometió el crimen junto a la que entonces era su pareja, Montserrat Careta.
Según han detallado fuentes judiciales a Europa Press, uno de estos testigos, familiar de la propietaria del piso que ocupaba Montserrat Careta y responsable del mantenimiento de la vivienda, ha explicado que ella le llamó en una fecha anterior al asesinato para pedirle que incorporara a Laiglesia en el contrato de alquiler, si bien finalmente no se llevó a cabo la modificación para evitar trámites burocráticos.
Este testigo también ha manifestado que en el buzón de la finca de la calle Calvet d’Estrella de Sabadell donde residía Montserrat Careta —que se suicidó mientras estaba en prisión provisional por estos hechos— figuraba el nombre de Santiago Laiglesia.
En la misma línea, una de las hermanas de Careta, que ha señalado que solía ir con frecuencia al piso de Montserrat, con quien mantenía una relación muy cercana y donde incluso pernoctaba en ocasiones, ha ratificado que el nombre de Santiago Laiglesia aparecía rotulado en el buzón del edificio.
La hermana ha añadido que en marzo de 2001 —varios meses antes del crimen— Montserrat Careta y Santiago Laiglesia retomaron su relación sentimental durante un viaje, después de un periodo de distanciamiento, y que Montserrat le contó que una de las condiciones que Laiglesia le puso para volver fue que ella dejara de acudir tan a menudo al piso, porque «como vivía allí quería tener más intimidad», y que, a raíz de ello, le devolvió el juego de llaves.
El tercer testigo que ha declarado este miércoles fue el organizador de una campaña contra la construcción del campo de golf de Torrebonica, en Sabadell, quien ha negado que Laiglesia y Careta asistieran a la concentración celebrada el domingo en que se produjo el asesinato de Helena Jubany.
Estas mismas fuentes han precisado que este testigo, que ya había declarado ante notario para solicitar la reapertura del procedimiento, ha indicado que fue al ver el capítulo del programa de televisión “Crims” cuando rememoró la protesta, a la que acudieron unas 15 personas, entre ellas algunos miembros de la Unió Excursionista de Sabadell (UES), pero que estaba convencido de que ni Careta ni Laiglesia participaron. Por este motivo contactó con otros asistentes, que tampoco recordaban haberlos visto en la concentración.
El cuarto testigo citado este miércoles era un vecino del bloque de Calvet d’Estrella, ya fallecido, que en su momento reforzó la hipótesis de que Laiglesia residía en el edificio, de acuerdo con las fuentes consultadas.
Es la tercera ocasión en que estos testigos prestan declaración, tras hacerlo ante notario —en el caso del organizador de la protesta— o ante la Policía Nacional y, posteriormente, en los Juzgados de Sabadell.
No obstante, la Fiscalía había pedido a la magistrada instructora que se les tomara declaración nuevamente ante la posibilidad de que sus manifestaciones pudieran considerarse «ineficaces», ya que se produjeron en el periodo comprendido entre la reapertura del procedimiento en julio de 2020 y el archivo acordado por la Audiencia de Barcelona en marzo de 2021.
Prueba caligráfica a Laiglesia
Este viernes está señalado en el Juzgado de Sabadell la práctica de una prueba caligráfica a Laiglesia, a instancias de la Fiscalía, con el objetivo de determinar si intervino en la redacción de parte de los mensajes anónimos que Helena Jubany recibió en los meses previos a su muerte y cuya autoría la Policía Nacional atribuye, en parte, a Xavi Jiménez, también investigado en la causa.
Paralelamente, la defensa de Laiglesia ha interpuesto un recurso de apelación contra el auto de ingreso en prisión dictado por la instructora. En el escrito, al que ha tenido acceso Europa Press, sostiene que los indicios sobre la supuesta participación de su defendido ya fueron valorados anteriormente, «con la suerte de su archivo provisional en más de una ocasión».
En relación con la presencia de ADN compatible con el de Laiglesia en el jersey que Jubany vestía el día del asesinato, la defensa argumenta que, en el marco de la «investigación inquisitiva realizada», estos restos se han sometido a análisis en múltiples ocasiones, obteniéndose resultados muy dispares, según recoge textualmente.
Respecto al último informe elaborado por la Policía Nacional, la defensa afirma que «el mismo no permite una identificación personal» y que va más allá de la fiabilidad exigible a un elemento que pretende tener carácter incriminatorio en un proceso penal, en el que cualquier duda no puede interpretarse en perjuicio del acusado.
También destaca que, en el resto de vestigios examinados, «no se ha obtenido ninguna coincidencia con el ADN» de Laiglesia, ni en el cuerpo de la víctima ni en otras prendas de ropa, por lo que, a su juicio, resulta difícil sostener que fuera él quien la desnudó o la trasladó hasta la azotea desde la que fue arrojada.
Asimismo, la defensa recalca que Jubany y Laiglesia coincidían en la UES, donde compartían actividades, y que el rastro genético apareció en la parte inferior de la espalda del jersey, «una zona muy común de contacto entre amigos o conocidos».
En consecuencia, la representación legal de Laiglesia anuncia que, encontrándose la causa en un momento próximo a la celebración del juicio, «va a realizar un informe en relación a las conclusiones alcanzadas en el último informe de ADN, cuyo contenido se pueden tildar de todo menos concluyente».
Riesgo de fuga y destrucción de pruebas
La defensa rechaza la doble motivación señalada por la jueza para acordar la prisión provisional: el riesgo de fuga y la posibilidad de «influir en personas presuntamente vinculadas al crimen investigado», en referencia al entorno de la UES.
El letrado recuerda que Laiglesia —que en su última comparecencia ante la jueza se acogió a su derecho a no declarar— ha «comparecido y colaborado en todo momento», por lo que, a su entender, no puede sostenerse que exista un riesgo real de fuga.
Para reforzar esta tesis, ha aportado varios documentos destinados a acreditar el «arraigo» de Laiglesia en Catalunya, entre ellos un certificado que acredita que es funcionario de la Conselleria de Educación de la Generalitat, el volante de empadronamiento y la escritura de la vivienda en la que reside con su familia.
En cuanto a la eventual destrucción de pruebas, la defensa alega que «su grupo de amistad es totalmente diferente, habiendo ya declarado en su momento todas las personas que fueron cercanas al investigado», por lo que solicita su inmediata excarcelación.











