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El PP abre ciclo electoral con una victoria en Extremadura que sabe a poco

Guardiola pone en marcha la 'bola de nieve' electoral que Génova prepara para 2026 con un PSOE desplomado y un Vox reforzado. Fuentes internas socialistas consultadas por Demócrata hablan de "desastre" y "hecatombe"

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El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (d), y la presidenta del PP de Extremadura y candidata a la reelección a la Presidencia de la Junta, María Guardiola (i), durante un acto de campaña | Europa Press.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (d), y la presidenta del PP de Extremadura y candidata a la reelección a la Presidencia de la Junta, María Guardiola (i), durante un acto de campaña | Europa Press.

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El Partido Popular pretendía asestar un golpe crítico al PSOE en las elecciones de Extremadura para arrancar con buen pie la secuencia electoral que prepara Alberto Núñez Feijóo para 2026, y lo ha conseguido, aunque no le ha ido tan bien como deseaba. La candidata popular y actual presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, convocó comicios adelantados para no depender de Vox y, lejos de lograr su independencia, los de Santiago Abascal han disparado sus resultados.

Por su parte, el descalabro socialista ha sido mayúsculo, con un Miguel Ángel Gallardo que no ha logrado mantener el suelo psicológico de los 20 escaños, desplomándose por debajo de la barrera del 30% (y apenas superando el 25%).

Desde Génova se esperaba coquetear con la mayoría absoluta. Guardiola ha logrado superar el 40% de los votos, una cifra que ha quedado exigua al cristalizar en escaños: 29. Muy lejos de los 30/32 a los que aspiraban y apuntaban las encuestas, más aún de los 33 que marca la mayoría absoluta. Una victoria, por tanto, tan notable como agridulce.

Y es que, el PP quería poner tierra de por medio con Vox, un partido que sale muy reforzado. Óscar Fernández ha protagonizado la mayor subida de la noche. Ha obtenido 11 escaños, seis más de los que atesoraba hasta este 21D.

Con todo, Guardiola consolida su liderazgo. En las elecciones de 2023 empató a escaños con el PSOE a 28, y ahora, se sitúa a la cabeza en solitario y saca más de 10 representantes a la segunda fuerza.

Buenas noticias también para la izquierda a la izquierda del PSOE. La candidata de Unidas por Extremadura, Irene de Miguel, ha estado cerca de doblar su número de diputados, pasando de cuatro a siete.

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El PSOE no dispone de ningún argumento al que aferrarse. Fuentes internas consultadas por Demócrata consideraban aceptable los 23/24 escaños y un porcentaje superior al 30%. A medida que avanzó el escrutinio, se admitían 20 representantes, pero al desplomarse de dicha barrera, las mismas fuentes hablan de “desastre” y “hecatombe”, sin paliativos posibles.

No obstante, desde el PSOE esgrimen que, sin restarle importancia al golpe, el resultado no es extrapolable al resto de regiones que están llamadas a las urnas para 2026.

Además, insisten en que Gallardo no era un candidato de Pedro Sánchez, admitiendo, eso sí, que la sombra de la corrupción y los casos de acoso sexual tienen parte de responsabilidad en los nefastos resultados. Como también lo tienen su imputación por presunta prevaricación y tráfico de influencias en la contratación de David Sánchez, el hermano de Pedro Sánchez, en la Diputación de Badajoz.

En este sentido, fuentes del entorno de Feijóo reivindican el resultado y responsabilizan de la debacle del PSOE directamente al presidente: "La derrota no es de Gallardo, es de Pedro Sánchez".

En Ferraz reconocen que el resultado es “malo” y lo vinculan sobre todo a la desmovilización de su electorado. “No hemos sabido movilizar “a los nuestros”, especialmente en las zonas rurales de Extremadura, apuntan fuentes socialistas.

La única arista que pudiera invitar al optimismo es que no es el PP el que ha capitalizado toda la caída del PSOE, sino que buena parte se la lleva Vox.

Un nuevo ciclo

Los de Alberto Núñez Feijóo afrontaban los comicios con un doble objetivo. En primer lugar, distanciarse de Vox. Guardiola convocó elecciones de forma adelantada por no lograr un acuerdo para los Presupuestos y el objetivo era obtener unos resultados que le permitieran escapar al yugo de Abascal. No solo no lo ha conseguido, sino que Óscar Fernández, el candidato de la formación ultraderechista, se ha erguido como el gran triunfador de la noche.

El segundo objetivo del PP era regar de optimismo el pistoletazo de salida del nuevo ciclo electoral. La idea era armar una bola de nieve que fuera arrollando a los socialistas en todas y cada una de las citas electorales previstas para 2026: Aragón, el 8 de febrero; Castilla y León en marzo; y Andalucía en junio.