La noche del 28 de mayo de 2023 el PSOE sufrió un gran descalabro en las elecciones autonómicas y municipales. Los socialistas perdieron la mayoría de su poder y aquella madrugada muchos presidentes autonómicos y alcaldes asumieron que su futuro pasaba por la bancada de la oposición. Pero a la mañana siguiente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, optó por dar un manotazo sobre el tablero y disolver las Cortes.
La elaboración de nuevas listas para el Congreso y el Senado fue el refugio para muchos de los cargos del PSOE a los que no les salían las cuentas para ser reelegidos. Fue el caso de la expresidenta de las Islas Baleares, Francina Armengol, que ahora cumple dos años como presidenta de la Cámara Baja.
Si Sánchez cumple su palabra y agota la XV Legislatura, Armengol se encuentra justo en el ecuador de su presidencia. Una presidencia marcada por el uso de las lenguas cooficiales en la tribuna, las reformas del Reglamento, sus comparecencias en diversas comisiones de investigación y la constante denuncia de la oposición por «bloquear» sus iniciativas.
En busca y propuesta
Armengol fue una de las caras nuevas que aterrizó en la Carrera de San Jerónimo en agosto de 2023. Atrás dejaba ocho años como presidenta autonómica y más de dos décadas en el Parlamento de las Islas Baleares.
Tras la renuncia de la entonces presidenta, Meritxell Batet, «por motivos personales» a un segundo mandato como tercera autoridad del Estado, comenzaron las quinielas en busca de un nuevo candidato. A pesar de la compleja aritmética que había dejado la noche electoral del 23J, y que propició que Sánchez tardará en ser investido presidente casi cuatro meses, se daba por sentado que la Presidencia volvería a recaer sobre un socialista.
Socialista y mujer. Ese era el perfil con el que el Grupo Socialista trataba de buscar el respaldo de sus socios y allanar el camino para una futura investidura. Ante el veto de los independentistas a un nuevo candidato del PSC, como había sido Batet, el PSOE se vio obligado a poner el foco en otras delegaciones.
El nombre de Armengol empezó a sonar cada vez con más fuerza y en los días previos al 17 de agosto, jornada en la que estaba prevista la constitución de la XV Legislatura, el PSOE publicó un comunicado en el que anunciaba que propondrían a la expresidenta balear como presidenta del Congreso.
En el texto, decían de ella que representaba «un ejemplo de un país que convive con naturalidad en la riqueza que suponen las diversas lenguas que se hablan en España, además de una dirigente comprometida con la transición ecológica». Un comunicado que ya dejó entrever cuales serían sus prioridades.
En un mensaje en su cuenta de X (antes Twitter), Armengol agradeció la confianza y aseguró que «la ciudadanía está esperando que podamos emprender una legislatura de diálogo, trabajo y consensos».
Federalista, bien considerada entre los nacionalistas e independentistas y defensora de las lenguas cooficiales. Esa fue su carta de presentación ante un hemiciclo que la eligió presidenta con 178 votos a favor. Armengol se convirtió así en la cuarta mujer en ocupar el cargo tras Batet, Ana Pastor (PP) y Luisa Fernanda Rudi (PP).

Además, es la tercera parlamentaria en democracia que llega a presidir el órgano de dirección de la Cámara el mismo día que estrenaba el acta. Previamente, solo Fernando Álvarez Miranda (1977-1979) y Landelino Lavilla (1979-1981), durante la época de la Transición, alcanzaron la Presidencia sin tener experiencia previa como diputados.
Se abre la sesión
Como marca la tradición, tras ser elegida presidenta, Armengol tuvo unas palabras para los otros 349 diputados. Un discurso en el que mostró su apoyo a los afectados del incendio de Tenerife, que aquel verano asoló parte de la isla, y a las mujeres víctimas de la violencia machista. También parafraseo a Félix Pons, uno de sus antecesores en el cargo bajo los gobiernos de Felipe González y mallorquín como ella: «El Parlamento debe irradiar claridad y autenticidad».
Aunque apenas tuvo la palabra un par de minutos, la presidenta no desaprovechó la ocasión e hizo un importante anuncio. «Quiero anunciarles que esta Presidencia permitirá la utilización de todos esos idiomas en el Congreso desde esta sesión constitutiva«, aseguró suscitando el aplauso de su bancada y de la mayoría de los grupos minoritarios. «Defender la democracia parlamentaria ―y esto es lo que nos corresponde a todos nosotros y nosotras― es preservar y respetar la diversidad que convive en nuestro país y que las urnas han llevado hasta aquí», añadió. Con esta declaración de intenciones arrancaba la «era Armengol».
Operación reforma
El compromiso que adquirió Armengol en su primer día en el cargo exigía una reforma del Reglamento del Congreso y el encaje legal se tradujo en una iniciativa conjunta de PSOE, Sumar, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), EH Bildu, PNV y BNG (Grupo Mixto).
En ella se señalaba que los diputados y diputadas tendrían derecho a “usar en todos los ámbitos de la actividad parlamentaria, incluidas las intervenciones orales y la presentación de escritos, cualquiera de las lenguas que tengan carácter de oficial en alguna Comunidad Autónoma de acuerdo con la Constitución y el correspondiente Estatuto de Autonomía”.
A pesar de la firme oposición de PP y Vox, la reforma salió adelante a finales de 2023, y desde entonces los pinganillos y los traductores son ya parte del paisaje parlamentario.
Pero durante su mandato el Reglamento del Congreso ha experimentado otras dos modificaciones. Una para la adaptación del propio Reglamento al lenguaje inclusivo y otra para regular las credenciales de prensa. Paradójicamente, esta última cuestión, guarda relación con los profesionales que informan sobre la actividad de la Cámara y no con la propia actividad de la Cámara.
Asociaciones profesionales como la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP) habían pedido a la Cámara Baja, y en concreto a la Mesa del Congreso, articular una suerte de Código de Conducta que rigiera el comportamiento de los periodistas para evitar situaciones que se han sucedido con asiduidad en los últimos tiempos, hasta el punto de que se han celebrado concentraciones y firmado manifiestos «en defensa del periodismo parlamentario».

En más de una ocasión, la petición fue trasladada directamente a la Presidenta del Congreso que se mostró partidaria de tomar cartas en el asunto. «Esta reforma no viene para coartar la libertad de prensa, ni para restringir ningún derecho, en absoluto. Más bien al contrario. Lo que aprobamos es un acuerdo para que, por encima de todo, los periodistas puedan hacer su trabajo», explicó en un artículo para La Vanguardia.
«No voy a engañar a nadie: como presidenta del Congreso, quisiera que no hubiera hecho falta reformar el reglamento para poder permitir a los y las periodistas hacer su trabajo», expresó Armengol. Durante la tramitación de este reforma, PP y Vox acusaron a la presidenta de actuar de forma arbitraria e injusta ante la decisión de la Mesa de vetar la mayoría de sus enmiendas.
No hay dos sin tres
Durante esta legislatura se han puesto en marcha dos comisiones de investigación, una en el Congreso y otra el Senado, sobre la compra de material sanitario durante la pandemia del Covid-19 y los contratos públicos relacionados con la intermediación de Koldo García. La presidenta de la Cámara Baja ha acudido hasta en tres ocasiones a dar explicaciones.
Tras conocerse que el Gobierno de Baleares abonó 3,7 millones de euros en 2020 a Soluciones de Gestión (la principal empresa investigada en el caso Koldo) por la compra de 1,5 millones mascarillas, Armengol fue citada a petición del Grupo Popular en la Comisión de Investigación del Congreso en calidad de expresidenta autonómica. Era mayo de 2024.
Un mes después, la presidenta del Congreso tuvo que acudir a la del Senado. En esa nueva comparecencia explicó que el contrato de emergencia que se hizo fue «avalado mediante un decreto ley» y que pasó los informes técnicos pertinentes.
Sobre Koldo, Armengol admitió que le conocía porque alguna vez le vio junto al exministro José Luis Ábalos, pero negó que mantuviera ningún tipo de relación con el exasesor de Ábalos.

Finalmente, el pasado mes de julio, el PP volvió a solicitar su comparecencia en el Senado al considerar que en su primera visita había omitido información sobre su relación Víctor de Aldama, presunto cabecilla de la trama Koldo. En esa primera intervención en el Senado, Armengol negó conocer a Aldama. Sin embargo, el empresario reveló en una entrevista en TV que estuvo reunido con Armengol en Palma. En los días previos a su tercera visita, la presidenta y su equipo trasladaron que tras revisar su agenda de aquella época, lo único que les cuadraba es que se viera con Aldama en calidad de asesor del CEO de Air Europa, José Hidalgo.
Llamada al orden
Aunque a la Presidencia del Congreso, se le presupone un perfil discreto y neutro, Armengol ha sido objeto de grandes críticas por parte del PP y Vox. En este sentido, el exportavoz del PP, Miguel Tellado, ha denunciado en numerosas ocasiones, tanto en público como en privado, lo que considera un uso inadecuado de la Presidencia del Congreso y de la aplicación de su reglamento.
Entre otras actuaciones, los populares denuncian que la Mesa mantiene «bloqueadas» más de cuarenta proyectos legislativos. Alberto Núñez Feijóo en su balance de final de curso calificó la situación como «inédita» y abrió la puerta a que la justicia dilucide si es razonable que haya iniciativas aprobadas en el Senado que acumulan más de medio centenar de ampliaciones de plazos en la otra Cámara.
Las tensiones también se trasladan al Pleno y cada vez es más frecuente que durante sus intervenciones, los diputados de la oposición afeen a la presidenta del Congreso sus decisiones o las de la Mesa. Su paso por las comisiones de investigación también ha suscitado reproches y especulaciones.
Sin ir más lejos, en el pleno extraordinario del pasado 9 de julio, el presidente de Vox, Santiago Abascal lanzó una serie de acusaciones que suscitaron las queja de Armengol. «Es muy cobarde y retrata mucho a la persona, dirigirse a la única persona que no puede defenderse en este Pleno, que es la que ocupa la presidencia del Congreso», afirmó desde su asiento.
En su turno, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián salió en defensa de la presidenta: «Son todos muy valientes con la única persona con acta de diputada que no puede defenderse«.
«No tengo ni idea de que lo que va a ser de la señora Armengol, pero me parece que ustedes degradan una institución muy importante», sentenció desde la tribuna de oradores.
Para la historia
El calendario quiso que Armengol, públicamente republicana y que se ha mostrado a favor en varias ocasiones de celebrar un referéndum vinculante sobre la forma del Estado para que los ciudadanos puedan elegir entre monarquía o república, fuera la maestra de ceremonia en la jura de la Constitución de la Princesa Leonor.
Un momento histórico, en el que el protagonismo además de en la heredera recayó en las Cortes, como depositarias de la soberanía popular. Armengol, en calidad de presidenta de la Cámara Baja, fue la encargada de conducir el simbólico momento en el que la Princesa manifestó su compromiso con la Carta Magna el día de su 18º cumpleaños.
Además, tal como estaba concebido el acto, y como ocurrió en la de su padre, el Rey Felipe VI, la presidenta fue la única en tomar la palabra. Armengol subrayó que la jura de la Constitución por parte de la Princesa Leonor implicaba el sello de su «alianza con España» y con su «presente libre y democrático».

La presidenta del Congreso quiso concluir la ceremonia con un recuerdo para Gregorio Peces-Barba, que estaba a los mandos de la Cámara cuando la jura del entonces príncipe Felipe: «En su honor repetiré las palabras que aquel día pronunció el presidente (…) ¡Viva, la Constitución! ¡Viva, España! ¡Viva el Rey!».
De agotarse la XV Legislatura, bajo su presidencia también tendrá lugar el 50º aniversario de la Ley para la Reforma Política y de la convocatoria de las primeras elecciones democráticas. Ambos, hitos imprescindibles para el tránsito de la dictadura a la democracia.