De Carrillo y Suárez a Abascal y Casado, escucha los mejores debates de las mociones de censura en democracia

No siempre los grandes protagonistas fueron el candidato y el presidente censurado

Mariano Rajoy saluda a Pedro Sánchez tras ser investido presidente | CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Repasamos los momentos más icónicos de los debates de las seis mociones de censura de los últimos cuarenta años. De las revelaciones en tribuna de Santiago Carrillo sobre Adolfo Suárez que agitaron la tribuna parlamentaria a la ruptura de Pablo Casado con Santiago Abascal en su interpelación al candidato de VOX.

La Constitución de 1978 prevé en su artículo 113 un mecanismo para exigir responsabilidad política al Gobierno, la moción de censura. Dos años después de la aprobación de la Carta Magna, el PSOE hizo uso de ella por primera vez. En mayo de 1980 el presidente del Gobierno, Adolfo Suarez, tenía cada vez más problemas, tanto ejecutivos como orgánicos y los socialistas buscaban perfilar a su líder Felipe González como la gran alternativa.

Alfonso Guerra fue el encargado de presentarla y al inicio de su intervención señaló que sin haberse votado la moción ya había sido útil «como procedimiento de dinamización de la vida política, como fórmula de creación de una ilusión colectiva». Sonaba así:

Alfonso Guerra insiste en la utilidad de la moción de censura que acaba de empezar

Sin embargo, durante el transcurso de la primera jornada, entre las palabras de Guerra y las de Felipe González presentando su programa, fue Santiago Carrillo quien logró dinamizar el debate. El líder del PCE, desde la tribuna de oradores desveló que el gobierno de la UCD había mantenido conversaciones con ellos «para hacer un acuerdo de mayoría«. Al ruido de la bancada, Carrillo les respondió que no se escandalizaran:

Santiago Carrillo sostiene que la UCD le propuso un acuerdo de mayoría

La afirmación generó mucho revuelo en la Cámara. Habló entonces por parte del Gobierno, el vicepresidente, Fernando Abril, quien puntualizó que las conversaciones se produjeron en otoño de 1979 y no antes, y que trataron cuestiones estrictamente salariales.

Fernando Abril no niega las conversaciones pero puntualiza que eran por cuestiones salariales

El enfado por las palabras de Carrillo fue tal en las filas del Gobierno y la UCD que Suárez, sin estar previsto, quiso intervenir también para respaldar las palabras de su vicepresidente. «Ha dicho parte de la verdad, pero evidentemente no toda la verdad», reprochó el presidente a Carrillo.

Adolfo Suárez que no tenía previsto intervenir decide hacerlo para aclarar las palabras de Carrillo

El secretario general del PCE volvió a tomar la palabra para negar que se tratase meramente de negociaciones sindicales, la prueba, afirmó es que «por nuestra parte iba Ramón Tamames, que no tiene nada que ver con los Sindicatos; Jordi Solé Tura, que no tiene nada que ver con los Sindicatos, y Manuel Azcárate, que es un experto en política internacional».

1987: Hernández Mancha y González

En marzo de 1987 Felipe González ya había revalidado su segunda mayoría absoluta y la derecha de Alianza Popular estrenaba líder, Antonio Hernández Mancha. Pocos meses después de ser designado sucesor de Manuel Fraga, y sin escaño en el Congreso (era senador), decidió que su grupo parlamentario en la Cámara baja registrase una moción de censura contra González.

No salió adelante, pero a diferencia de la de González a Suárez, tampoco sirvió para consolidar la alternativa. El discurso de Hernández-Mancha pasó desapercibido y el Gobierno, con excepción del vicepresidente Guerra, mantuvo un perfil bajo pues el resto de grupos cargaron duramente contra el candidato a la presidencia del gobierno.

El encargado de defender la moción fue Juan Ramón Calero, portavoz parlamentario del Grupo Popular, quien mantuvo con Guerra un tenso, en ocasiones irónico, debate.

Guerra bromea con el uso de Juan Ramón Calero de su discurso de 1980

Calero se sirvió en su exposición de parte del discurso del propio Guerra de la moción que el socialista presentó en 1980. Un hecho que sirvió al vicepresidente para decir de Calero que «no parece que tenga muchas ideas propias«.

Otro punto de discusión fue el termino «votantes empedernidos«, empleado por Calero y que a Guerra le sugería la siguiente cuestión, «¿se puede hacer esta afirmación desde una creencia real en la democracia y en el sistema electoral?».

Calero insinúa que hay votantes tan fieles a las siglas que votarían hasta a una cabra

El portavoz de AP señaló que se refería a aquellos votantes que «no tienen ningún problema en votar pase lo que pase». Por ejemplo, «si para las elecciones de su municipio ponen ustedes de número uno una cabra, votan a la cabra«, le dijo a los socialistas.

En otra réplica el vicepresidente consideró «vejatorio» decir que hay millones de españoles a los que si le ponen una cabra por candidato lo votan igual.

Guerra considera «vejatorio» la comparación de Calero

2017: Iglesias y Rajoy

Hubo que esperar tres décadas para que nuestra democracia volviese a acoger una moción de censura. Era 2017, Mariano Rajoy ya no tenía mayoría absoluta y el bipartidismo se había quedado atrás. Fue precisamente uno de los nuevos partidos, Podemos, quien recurrió a este mecanismo parlamentario. La moción la encabezó Pablo Iglesias y la presentó Irene Montero.

El desarrollo del debate dejó momentos de tensión entre Iglesias y Rajoy. Pero también los hubo más distendidos. Como cuando Rajoy en una de sus réplicas abordó la cuestión territorial, reconociendo que no tenía claro cúal era la postura del líder de Podemos, «España no funciona como su partido que son Pablo Iglesias y sus confluencias». Y le pidió que aclarase que es lo que en realidad pensaba del país. «Si me convenciera de este asunto hasta me plantearía votarle«, añadió el presidente del Gobierno provocando algunas risas en el hemiciclo.

Mariano Rajoy bromea con la circunstancia que tendría que darse para que votase a Pablo Iglesias

Pero se produjeron otros cara a cara duros, más allá del de el candidato y el presidente. También por la cuestión territorial se enfrentó Iglesias con Albert Rivera, líder de Ciudadanos. Rivera le invitó a leer a Solé Tura o Azaña, «que son bastante más aconsejables que el Twitter de Rufián». «Ahí podrá usted aprender de gente comprometida con la democracia», prosiguió el líder de la formación naranja, en un discurso cargado de referencias al independentismo. Tres meses después tuvo lugar el referéndum ilegal del 1 de octubre.

Albert Rivera sugiere a Iglesias leer a Solé Tura o Azaña para aprende de «gente comprometida con la democracia»

Iglesias en su turno acusó a Rivera de no haber leído nunca a los autores citados en sus discursos. «El problema es que se nota demasiado», le increpó el candidato a la presidencia del gobierno.

Iglesias acusa a Albert Rivera de no haber leído a los autores que cita

2018: Sánchez y Rajoy

La del 2018, presentada por el PSOE contra el gobierno de Mariano Rajoy tras conocerse la sentencia del caso Gürtel, ha sido la primera y única vez en la que el candidato a la presidencia ha logrado la confianza de la Cámara en detrimento del presidente del Gobierno. Pedro Sánchez, que ya no era diputado, volvió al hemiciclo para señalar a Rajoy que su tiempo «había acabado». «Dimita y esta moción de censura habrá terminado hoy aquí y ahora» llegó a afirmar desde la tribuna en repetidas ocasiones.

Sánchez cree que Rajoy debería haberse marchado por voluntad propia

Rajoy optó en su réplica por la retórica, tan frecuente en sus intervenciones parlamentarias. El por entonces presidente del Gobierno no solo rechazó dimitir (tras llegar a la conclusión de que no resolvería nada), sino que repasó la trayectoria de Sánchez en los últimos años tratando de retratarle.

Rajoy reprocha a Sánchez que sea él quien le dé lecciones de dimisión

2020: Abascal y Sánchez

Llegamos a la última moción de censura celebrada en nuestro país y también la que menos apoyo ha recabado hasta ahora. Era octubre de 2020 y VOX solo logró los 52 votos a favor de sus diputados frente a los 298 en contra del resto de la Cámara. En plena segunda ola de la pandemia, sirvió para unir y fortalecer al bloque de investidura y el Partido Popular la utilizó para marcar distancias con los de Santiago Abascal. La intervención de Pablo Casado, que salió sin papeles a la tribuna, sorprendió por el fondo y la forma.

Pablo Casado acusa a VOX de hacerlos venir para «perder el tiempo»

El entonces presidente del PP, en uno de sus discursos más duros, reprochó la idoneidad del debate «en plena jornada negra«, acusó a VOX de dar oxígeno al Gobierno y a Abascal de convocarlos a una moción de «impostura, que nada tiene que ver con el interés general que exige la política con mayúsculas».

Casado culpa a VOX de usar la moción de censura para encubrir «su responsabilidad en la dramática situación que vive España»

Casado y Abascal habían compartido pasado en las Nuevas Generaciones del PP y la dureza de la intervención del popular, no solo supuso una ruptura política entre partidos, sino también personal entre sus líderes. «Esta moción no la dispara contra el Gobierno, sino contra el partido que le ha dado trabajo quince años, y lamento decirle que el tiro le ha salido por la culata«, sentenció Casado.

A lo largo de su discurso el entonces líder de la oposición equiparó en más de una ocasión al candidato a la presidencia del gobierno, Abascal, con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Para sorpresa y lamento del primero. «Lo que queda retratado hoy aquí es la destrucción que produce la política de división de VOX, jaleada por la política de enfrentamiento de Sánchez y patrocinada por sus respectivas terminales propagandísticas», afirmó Casado.

Abascal asegura que para nada esperaba que la intervención de Casado fuese a ir en esa línea

En el turno de réplica, Abascal sorprendido por las palabras de Casado, lamentó las alusiones personales. El protagonismo de esa moción se trasladó de la gestión del Gobierno en la que VOX quiso poner el foco, al inesperado enfrentamiento entre Abascal y Casado.

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