Hacienda renuncia al gravamen energético y pacta con PNV la conversión a impuesto del gravamen a la banca

PSOE y Sumar presentan por separado sus enmiendas, al exigir los de Yolanda Díaz que ambas figuras tuvieran continuidad como gravámenes y así evitar deducciones y doble imposición

La vicepresidenta de Hacienda, María Jesús Montero y el portavoz del PNV, Aitor Esteban (d), conversan durante una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 30 de octubre de 2024, en Madrid |Eduardo Parra / Europa Press

Llegaron de la mano y todo apunta que sólo quedará uno. El PSOE ha renunciado a dar continuidad al gravamen a energéticas, mientras que el dirigido a entidades de crédito se convertirá en un nuevo impuesto.

La continuidad de ambas figuras, que expiran el próximo 31 de diciembre, estaba en el aire. Y la única forma de llegar a tiempo a la fecha límite era a través de enmiendas en un proyecto de ley en tramitación. El nuevo impuesto para garantizar una tributación mínima a multinacionales se antojaba ideal y así ha sido. 

Las enmiendas a ese proyecto impulsarán un paquete de medidas fiscales que acompañarán a los próximos Presupuestos. Sin embargo, los socios de coalición registraron por separadas sus enmiendas por falta de acuerdo en cómo dar continuidad a los gravámenes, que en el último ejercicio supusieron casi 2.900 millones de euros para las arcas públicas.

La intención del PSOE era encontrar la fórmula para convertir en impuestos los gravámenes, que actualmente son una prestación patrimonial pública no tributaria, mientras que Sumar quiere mantenerlos como gravámenes y ha registrado enmiendas para ello.

Esgrimen los de Yolanda Díaz que esta fórmula evitaría cualquier deducción o bonificación no deseada y, sobre todo, permitiría no incurrir en la doble imposición con el Impuesto sobre Sociedades, que supone en riesgo ante posibles recursos judiciales.

Nuevo impuesto a la banca… temporal

La propuesta de Hacienda es reconfigurar el gravamen en un nuevo impuesto aplicado al margen de las entidades en sus intereses y comisiones. Se aplicaría a entidades de crédito, sucursales de entidades extranjeras y establecimientos financieros.

Se contempla unos tipos entre el 1% y el 6% a partir de márgenes superiores a los 1.600 millones –los primeros 100 millones se reducen de la bse imponible–, una minoración de la cuota líquida del 25% de la correspondiente en el Impuesto sobre Sociedades de ese período y una deducción extraordinaria cuando la rentabilidad sobre el activo total no alcance el 0,7%.

La propuesta de Hacienda es que el impuesto se aplique durante tres años. El acuerdo de coalición entre el PSOE y Sumar preveía que fuese permanente.

En el caso del gravamen a la banca, el PNV anunció un acuerdo con Hacienda para su conversión en un nuevo impuesto –al igual que el impuesto para asegurar una tributación mínima a multinacionales–, por lo que se integrarán en el sistema tributario foral a través del concierto económico entre Gobierno central y vasco.

¿Fin del gravamen energético? Hacienda esgrime falta de apoyos

«El gravamen a energéticas decaerá por factores externos a la formación ‘jeltzale'», informan desde este partido, asegurando su voluntad de convertir esta figura en impuesto y poder concertarlo.

En Hacienda atribuyen esta renuncia a la falta de apoyos parlamentarios, señalando sin mencionar a Junts, con quien ha negociado intensamente estos días el paquete de medidas. Desmarcándose el PNV de la renuncia, los de Carles Puigdemont son los únicos aliados que no se han posicionado a favor de su continuidad.

En todo caso, Sumar no da por muerto el gravamen. Fuentes de esta formación aseguran a Demócrata que dan por cerrada una fase de negociación, pero que ahora empieza otra con el resto de grupos. Y que el PSOE necesita los votos de todos para sacar adelante el proyecto.

El acuerdo de coalición contemplaba la permanencia de ambos gravámenes.

Personalizar cookies