El Gobierno se lanza a la aprobación de la Ley de Movilidad Sostenible sin ninguna garantía de éxito.
Según informan a Demócrata fuentes de la Comisión de Transportes, el proyecto será examinado en este órgano el próximo martes 8 de julio, con la previsión de votarlo en el Pleno del día 22.
La incógnita sigue siendo la misma. ¿Tendrá para entonces apoyos suficientes para aprobarla? A día de hoy, no.
Podemos, que junto a PP, Vox y UPN suman 175 votos y, por tanto, tienen capacidad de veto, no garantiza la aprobación del proyecto.
En la formación ‘morada’ ya avisaron al Ejecutivo en junio, ante su intento de aprobar la norma ese mes, que no podrían contar con sus votos en el Hemiciclo. De hecho, llegaron a emplazar toda negociación a la vuelta de vacaciones.
¿La razón? Una ruptura de relaciones tras el presunto caso de corrupción en el seno del Ministerio de Transportes que salpica al exministro José Luis Ábalos, a su sucesor al frente de la Secretaría de Organización en el PSOE, Santos Cerdán –en prisión desde este lunes– y varios altos cargos del departamento.
El tono de Podemos, en todo caso, es mucho menos rotundo que en junio, cuando su posición llevó al PSOE y Sumar a desconvocar la votación prevista en Comisión y a ‘congelar’ unos días la tramitación del proyecto.
Fuentes del partido que lidera Ione Belarra rechazan abrir una negociación y mantienen que sólo votarán aquello que les convenza. Y no es el caso de este proyecto, que ya les chirriaba cuando formaban parte del Consejo de Ministros en la pasada legislatura.
“El PSOE tiene nuestras enmiendas. En función de cómo llegue a Pleno decidiremos”, aseguran en la formación ‘morada’, sin descartar ahora el visto bueno al proyecto. El punto de partida, en todo caso, sigue siendo el mismo.
El Gobierno asume que no tiene garantías
A pesar de la apuesta de aprobarlo este mes, en la coalición de Gobierno asumen que el proyecto no tiene garantías.
La votación en Comisión no será un problema, ya que Podemos no tiene representación en dicho órgano. El voto del Grupo Mixto recae en el BNG, con quien el Ejecutivo cerró acuerdos para varias enmiendas.
Otra historia sería en el Pleno, el último antes del parón vacacional, y que puede brindar otro disgusto para el Ejecutivo. En esa fecha quiere someter a votación las enmiendas a la totalidad a la reducción de jornada, otro proyecto para el que, a día de hoy, no tiene votos suficientes.