Cantabria se mantiene como una región libre de peste porcina africana, sin «ninguna sospecha ni indicio compatible» en sus explotaciones o entre la fauna silvestre, pero continúa en «riesgo controlado», aplicando «todas las medidas de prevención necesarias» recomendadas por el Ministerio para proteger al sector porcino, la fauna silvestre y la caza, con directrices obligatorias para este último sector.
La consejera de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Alimentación, María Jesús Susinos, informó a la prensa este lunes que tras detectarse un foco de esta enfermedad en Barcelona, se requiere «una vigilancia máxima». Susinos detalló que se están siguiendo las recomendaciones del Ministerio, que incluyen un control exhaustivo de los traslados de animales, especialmente aquellos procedentes de áreas restringidas, junto con un aumento en las medidas de bioseguridad en las granjas. Esto implica el control de accesos, la limpieza y desinfección obligatoria de vehículos, el manejo adecuado de subproductos y la prohibición absoluta de usar restos de comida.
La vigilancia clínica también se ha intensificado, tanto por parte de veterinarios oficiales como en la fauna silvestre, dado que el jabalí juega un papel «clave» en la propagación de la peste porcina africana. Además, Susinos indicó que se incrementarán los muestreos de jabalíes muertos y se trabajará en colaboración directa con las sociedades de campo para una pronta notificación de hallazgos sospechosos, reforzando así la vigilancia pasiva, crucial para identificar posibles focos de la enfermedad.
Aunque no se han establecido restricciones generales para la caza en Cantabria, sí se han impuesto ciertas recomendaciones obligatorias como el uso de guantes durante el eviscerado higiénico en el campo y una gestión controlada de vísceras y subproductos, así como evitar la contaminación del medio natural con materiales usados en la desinfección. Además, es fundamental la comunicación inmediata al 112 o al veterinario oficial ante el hallazgo de un jabalí muerto sin causa aparente.
La consejera remarcó que han pasado 30 años desde el último brote en España, y aunque la enfermedad, que es altamente contagiosa y afecta solo a cerdos y jabalíes, no tiene cura ni vacuna eficaz en Europa actualmente, tampoco afecta a humanos pero sí tiene un impacto económico y ganadero crítico.
En Cantabria, donde el censo porcino incluye 119 explotaciones, la mayoría de autoconsumo o de tamaño medio, la protección sanitaria es una prioridad. Susinos concluyó destacando la importancia de la colaboración entre ganaderos, veterinarios y cazadores, subrayando que «la prevención es tarea de todos», y aseguró que se mantiene una coordinación constante con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y otros organismos para asegurar una rápida y armonizada respuesta ante cualquier amenaza.











