Desarrollado por la Universidad de Córdoba, un novedoso sistema de inteligencia artificial permite determinar con gran exactitud y de manera remota las fases de floración en las colmenas, analizando el comportamiento de las abejas. La apicultura, práctica ancestral evidenciada por las pinturas en la Cueva de la Araña en Valencia, se beneficia ahora de la tecnología para optimizar la producción de miel, polen y cera, y para proteger a las abejas melíferas, cruciales en la polinización de cultivos.
El conocimiento preciso del periodo de floración es vital para la apicultura, ya que varía según factores climáticos y estacionales. Un equipo interdisciplinar de la UCO ha desarrollado este sistema, que a través de un sensor de peso, permite identificar el momento preciso de floración observando las variaciones de peso diarias de la colmena. «Observando cómo varía el peso de la colmena a lo largo del día, analizando la curva que resulta de las mediciones de peso cada cinco minutos, obtenemos información sobre la etapa de floración en la que nos encontramos», aclara Andrés Gersnoviez, autor principal del estudio.
El sistema también considera otros factores como el horario de actividad de las abejas y su duración fuera de la colmena para determinar con precisión la fase de floración. «Si sabes a qué hora se produce el mínimo peso de la colmena, que es cuando salen a buscar alimento, y cuándo es el máximo sabes que ya han vuelto. Además de esto, el saber si ese mínimo o máximo tienen forma de pico o forma de valle, así como la diferencia de peso desde que comienza el día hasta que termina, todo en conjunto nos informa cuánto han tardado en volver y el éxito que han tenido en su búsqueda, lo que permite determinar en qué fase de floración nos encontramos», explica Gersnoviez.
Además, este sistema favorece una gestión más eficiente de los colmenares, permitiendo a los apicultores planificar mejor sus cosechas y evitar pérdidas. «El sistema avisa de que en pocos días acabará la floración. Eso permite que los apicultores planifiquen las zonas a las que tienen que acudir para obtener la miel», indica José Manuel Flores, del departamento de Zoología.
Este avanzado sistema de monitorización, que integra sensores para medir el peso, la humedad y la temperatura de la colmena, ofrece una herramienta valiosa no solo para la optimización de la cosecha, sino también para el monitoreo de la salud de las colmenas y la detección temprana de problemas potenciales sin necesidad de desplazamientos frecuentes.











