El supermercado se ha afianzado como el espacio de compra preferido por la mayoría de los consumidores en España. Según la encuesta de la Mesa de Participación Asociaciones de Consumidores (MPAC), este formato es escogido por el 69% de la población, mientras que el precio (35%) y la calidad (28%) continúan siendo los aspectos que más pesan en las decisiones de compra de alimentación y productos de gran consumo.
En un escenario en el que el bolsillo vuelve a ser el elemento que más condiciona el comportamiento de compra, el 77% de los participantes en el estudio asegura haber modificado sus hábitos durante el último año.
Entre los motivos principales de estos cambios destacan la búsqueda activa de ofertas y promociones (32%) y el intento de aprovechar mejor los alimentos para reducir el desperdicio (20%). En menor medida, también influyen la decisión de recortar el gasto en alimentación (8%) y la estrategia de repartir la compra entre distintos establecimientos (8%).
Frente a este grupo mayoritario, un 23% de los encuestados sostiene que no ha introducido variaciones en sus rutinas de consumo y que mantiene sus costumbres de compra pese a la coyuntura económica.
El informe apunta además que un tercio de la ciudadanía (33%) se considera vulnerable por su bajo nivel de ingresos y/o formación. En este contexto, la mayoría de los consumidores (56%) opta por desplazarse a pie para hacer la compra, aprovechando la presencia de supermercados en las zonas residenciales. Esta cercanía fomenta compras más reducidas, ágiles y frecuentes, que suelen repartirse entre varios puntos de venta.
A la hora de seleccionar el lugar donde comprar de forma habitual, los consumidores españoles priorizan con claridad la proximidad del establecimiento (38%), seguida muy de cerca por el precio (34%) y la calidad de los productos (31%). Estos tres elementos concentran la mayor parte de las preferencias y dibujan un modelo de consumo en el que el ahorro de tiempo, el control del presupuesto familiar y la confianza en el producto se combinan como ejes fundamentales.
Como consecuencia, el supermercado se mantiene como el formato dominante para realizar la compra (69%), por delante del hipermercado (12,4%), el pequeño comercio y las tiendas especializadas (8%), los mercados municipales (5%) y la tienda ‘online’ (5%).
En relación con este último canal, los datos muestran una evolución particular: aunque en el último año ha ganado presencia respecto al anterior, su aceptación social avanza a mayor ritmo que su uso efectivo. Tras el fuerte empuje registrado durante la pandemia, su crecimiento se ha moderado, si bien la comodidad continúa siendo su principal ventaja, especialmente entre los consumidores más jóvenes y quienes residen en entornos urbanos.
EL ETIQUETADO NECESITA MEJORAR
De acuerdo con los resultados de la encuesta, la etiqueta sigue siendo para la mayoría de los consumidores (56%) la fuente de información más fiable y directa sobre los productos que adquieren. No obstante, un 48% considera que estas etiquetas resultan todavía poco claras, difíciles de entender o incompletas, y un 10% reconoce que ni siquiera las consulta.
En lo que respecta a los datos que más atención despiertan, una amplia mayoría (65%) señala la fecha de caducidad como el elemento más relevante, un aspecto que gana peso respecto a años anteriores. Sin embargo, este interés contrasta con el hecho de que el 46% admite consumir alimentos una vez superada esa fecha. Después del etiquetado, Internet y las redes sociales (16%) se sitúan como los canales más utilizados para ampliar información, en un contexto digital en el que el código QR empieza a percibirse como una herramienta útil para acceder a más detalles sobre los productos.
La encuesta pone de manifiesto, además, que la salud tiene un papel clave en la elección de la cesta de la compra. Un 55% de los consumidores afirma optar por productos con alegaciones saludables, frente a un 27% que los descarta. Asimismo, se consolida la preferencia por conocer con precisión el contenido de azúcar (38%), muy por delante de otros componentes como las grasas (20%), la sal (12%), los hidratos de carbono (10%) o la fibra (9%), esta última, “la gran olvidada”.











