Como cualquier otra organización que pretenda mejorar la eficiencia, la eficacia y la productividad, también los parlamentos nacionales de los distintos países se interesan por cómo aplicar la inteligencia artificial (IA).
En efecto, la actividad parlamentaria está llena de trámites y procesos llamados a la inevitable automatización. Sin embargo, es un camino largo el que hay que recorrer si queremos transitar desde la identificación y el reconocimiento del potencial de la IA hasta la visibilidad de soluciones verdaderamente aplicables. Ese trayecto, además, está repleto de retos legales y tecnológicos, además de éticos.
Adicionalmente, la experiencia nos enseña que, en cualquier proceso de implementación de una tecnología disruptiva, el principal freno siempre es el de tener que tratar con interlocutores tecno-analfabetos incapaces de apreciar la oportunidad que se les presenta, o temerosos de experimentar o imaginas las soluciones que ofrecen las nuevas herramientas.
Evolución y progreso
Hasta cierto punto, esta parálisis inicial es humanamente comprensible, aunque en muchas ocasiones la propia organización no es consciente de hasta qué punto estos interlocutores limitan la capacidad de evolución y progreso de la entidad.
En cualquier proceso de implementación de una tecnología disruptiva, el principal freno siempre es el de tener que tratar con interlocutores tecno-analfabetos incapaces de apreciar la oportunidad que se les presenta
Ante este escenario, no son pocas las organizaciones que abiertamente rechazan jugar un papel de ‘early adopter’, para esperar a que el resto de las empresas reconozcan públicamente haber saboreado las mieles del éxito que trae consigo la transformación digital, aún a riesgo de quedarse rezagadas en la carrera por la competitividad de su negocio.
Para tratar de evitar, o minimizar, que esta diabólica estrategia resulte una opción a valorar, algunos utilizamos la estrategia de identificar las necesidades y proyectos concretos que estas entidades están dispuestas a abordar, ya que no son pocas las ocasiones en las que su necesidad es superior a su temor. Estos supuestos, conocidos en el argot como “casos de uso”, son ejemplos de situaciones resueltas de forma satisfactoria gracias a la aplicación de una tecnología que ha logrado mejorar, en términos de eficiencia, un proceso.
Algunos utilizamos la estrategia de identificar las necesidades y proyectos concretos que estas entidades están dispuestas a abordar, ya que no son pocas las ocasiones en las que su necesidad es superior a su temor
Los casos de uso actúan como conexiones que unen el potencial abstracto de la IA con las realidades prácticas de las operaciones. Este enfoque estructurado ayuda a cualquier organización que lo necesite (como es el caso de los Parlamentos) a conocer, experimentar y, en última instancia, integrar la IA en su trabajo de forma reflexiva y responsable.
Ejemplos en el mundo
Parlamentos como los de Brasil, Estonia o Italia, han comenzado a identificar y estructurar más de 40 casos de uso, consistentes en ejemplos reales sobre cómo aplicar la IA a su actividad parlamentaria, lo que les ofrece la oportunidad de mejorar la eficiencia en su funcionamiento y, por ende, optimizar la gestión política pública.
Los ejemplos van desde asistentes de investigación impulsados por IA hasta servicios de transcripción automática de sesiones plenarias. Aunque todavía no se ha incorporado como caso de uso, algunos grupos políticos españoles han comenzado a experimentar con herramientas de IA generativa, para consultar, redactar documentos técnicos, analizar la viabilidad de propuestas normativas o, incluso, revisar la licitud de determinadas normas.
La IA ofrece a los parlamentos la oportunidad de mejorar la eficiencia en su funcionamiento y, por ende, optimizar la gestión política pública
Sin embargo, la clave del éxito de la IA no es tanto lo que hace ahora como lo que puede llegar a hacer si se analiza el verdadero potencial del uso de esta tecnología en el ámbito político y parlamentario.
Herramientas de experimentación
A medida que los parlamentos continúan explorando las posibilidades que les ofrece la IA, en particular basándoles en las experiencias de otros países, los casos de uso se convierten en herramientas para la experimentación. Y algunos comienzan a realizar pruebas piloto, a una escala reducida, con tal de conocer las capacidades de esta tecnología en aplicaciones concretas. Por ejemplo, probar en una comisión la capacidad de la tecnología para resumir informes extensos o preparar presentaciones públicas.
Este tipo de pruebas en entornos reales y controlados (lo que se conoce como sandbox) son cruciales para poder comenzar a romper las barreras, legales y psicológicas, que ralentizan la adopción progresiva y ordenada de una tecnología llamada a resolver muchos de los problemas históricos relacionados con la gestión burocrática.
En este sentido, una buena planificación desde el Parlamento español podría ayudar a evaluar el impacto real de la IA en sus procesos, comprender los recursos necesarios e identificar retos imprevistos.
Además, los conocimientos adquiridos ayudarían a configurar el camino a seguir para la incorporación de la IA a la vida parlamentaria, no sólo a nivel tecnológico, sino también desde la necesidad de desarrollar políticas internas y directrices éticas para garantizar que la IA se utilice de forma adecuada y responsable.
La clave del éxito de la IA no es tanto lo que hace ahora como lo que puede llegar a hacer si se analiza el verdadero potencial del uso de esta tecnología en el ámbito político y parlamentario
En este sentido, la Unión Interparlamentaria hizo público, en marzo de 2024, una primera lista de casos de uso centrados en la aplicación de IA generativa en el entorno parlamentario, que agrupó en cinco categorías:
- Sistemas de clasificación: esto es, herramientas de IA que categorizan volúmenes de datos.
- Redacción de proyectos de ley y enmiendas: referida al uso de herramientas de IA para apoyar la redacción legislativa y la gestión de enmiendas.
- Transcripción y traducción: identificando y analizando herramientas de IA que apoyan la producción de actas literales o subtítulos para contenidos de vídeo.
- Chatbots y apoyo a los usuarios: aplicar herramientas de IA que utilizan mensajes en lenguaje natural para ayudar a los usuarios a comprender mejor los procesos o datos parlamentarios, incluidos los proyectos de ley y las enmiendas.
- Participación pública: identificar y validar herramientas de IA que apoyan la participación pública, en particular el análisis de las iniciativas públicas que se presentan.
Está previsto que, para septiembre de este mismo año, se publiquen un segundo listado de casos de uso, que se complementarán con una serie de directrices sobre la gobernanza de la IA en los parlamentos.
Para más información sobre esta iniciativa, puede consultarse el primer listado de casos de uso de IA en entornos parlamentarios internacionales a través de este enlace.
SOBRE LA FIRMA Francisco Pérez Bes es socio en el área de Derecho Digital de Ecix Group y ex Secretario General del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE).