La Comisión Europea ha publicado el Informe de Progreso de la Acción Climática en la Unión Europea del año 2023. Las emisiones de gases de efecto invernadero han disminuido en el continente un 8,3% con respecto a las de 2022. Desde 1990 las emisiones de la Unión Europea han disminuido un 37%, pasando de representar el 14,9% mundial en 1990 a solo el 6,1% en 2023.
La reducción de emisiones que ha tenido lugar durante el año 2023 se debe principalmente al aumento de la producción de electricidad renovable, la reducción de emisiones en los sectores industriales y en los edificios y la mejora de los sumideros de carbono.
De forma simplificada, podemos considerar que las emisiones de gases de efecto invernadero tienen tres grupos. En primer lugar, las emisiones difusas de infinidad de fuentes dispersas (transporte, agricultura, edificación, residuos, etc.) que suponen aproximadamente el 60% del total.
En segundo lugar, las emisiones y absorciones de los usos del suelo y el sector forestal, que en España da como resultado emisiones negativas por las absorciones naturales de CO2.
El tercer grupo es el de fuentes puntuales de grandes instalaciones (energía e industria), que suponen el 40% del total de las emisiones. El Proyecto de Ley sobre el régimen del comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero se refiere a este grupo e incluye algunas del primero. La Ley transpone al derecho nacional la última revisión de la Directiva sobre comercio de derechos de emisión, que tiene cambios muy relevantes.
Muchos de estos cambios se han incorporado a la Directiva para adaptar los parámetros del sistema de derechos de emisión al nuevo objetivo político del Pacto Verde de reducir las emisiones en un 55% en 2030, con respecto a las de 1990. Así, las emisiones totales permitidas para los sectores de energía, industria, transporte marítimo y aéreo en la Unión Europea pasarán de reducirse anualmente un 2,2% a hacerlo en un 4,3% en los años 2024-2027 y un 4,4% a partir de 2028.
La inclusión de los buques de más de 5.000 toneladas de pasajeros o carga es otra importante novedad. Los trayectos entre puertos europeos deberán justificar el 100% de sus emisiones; los trayectos con origen o destino en un puerto de un país tercero tendrán que justificar el 50% de las emisiones.
Aunque se ha intentado que el sistema no perjudique a los puertos europeos, puede haber estrategias de evasión para evitar hacer frente a los costes del CO2 por parte de buques con origen o destino en terceros países. Algunos tráficos podrían desviarse desde España y otros países europeos a puertos del norte de África.
El sistema europeo de comercio de emisiones tiene el objetivo de reducir las emisiones de CO2 de manera eficiente mediante un instrumento de mercado de internalización de los costes externos asociados al cambio climático que promueve la eficiencia y el cambio tecnológico
Otra novedad es la creación del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono. Consiste en la aplicación de un precio del CO2 a las importaciones de determinados productos industriales intensivos en energía y con riesgo de deslocalización (cemento, hierro y acero, aluminio y fertilizantes), además de la electricidad y el hidrógeno.
El pago de este recargo a las importaciones – ligado al precio del CO2 en el mercado europeo – se producirá de manera progresiva entre 2026 y 2034, sustituyendo así el tradicional apoyo a la industria en riesgo de deslocalización mediante la asignación gratuita de derechos de emisión.
También se crea un sistema de comercio de emisiones para la edificación y el transporte por carretera, un empeño de Alemania por exportar su modelo regulatorio. Serán los suministradores de combustibles los obligados a partir de 2027 a vigilar, notificar y justificar las emisiones. Esto viene acompañado de un Fondo Social Climático para financiar medidas de eficiencia y descarbonización entre los ciudadanos y empresas más vulnerables.
En cuanto a la aviación, los vuelos intraeuropeos siguen estando sujetos al sistema de comercio de emisiones. Los vuelos internacionales deberán aplicar el sistema internacional CORSIA (Carbon Offsetting and Reduction Scheme for International Aviation) en los países participantes a partir de 2027. En el caso de países que no quieran participar en CORSIA, se aplicará el sistema de derechos de emisión de la UE.
En conjunto, el sistema europeo de comercio de emisiones tiene el objetivo de reducir las emisiones de CO2 de manera eficiente mediante un instrumento de mercado de internalización de los costes externos asociados al cambio climático que promueve la eficiencia y el cambio tecnológico.
La reducción de emisiones que ha tenido lugar durante el año 2023 se debe principalmente al aumento de la producción de electricidad renovable, la reducción de emisiones en los sectores industriales y en los edificios y la mejora de los sumideros de carbono
A pesar de ello, se trata de un sistema muy complejo desde el punto de vista regulatorio y con unas cargas administrativas notables para las empresas. Además, implica incertidumbres asociadas a la evolución de los precios del CO2, que pueden subir al mismo tiempo que el gas natural, amplificando así sus efectos en las facturas y la competitividad.
Con el nuevo énfasis que la Unión Europea quiere poner en la competitividad y la política industrial, deberían realizarse ajustes en el sistema para reducir las cargas administrativas y facilitar el cumplimiento, garantizar la protección adecuada de las industrias europeas, evitar el desvío de tráficos marítimos por pérdida de competitividad de los puertos y prever mecanismos efectivos para paliar el efecto combinado de las subidas de los precios de la energía y el CO2 en momentos de crisis.
A nivel nacional, deben explorarse todas las posibilidades que dan las normas europeas de ayudas estatales para dar apoyo financiero a los sectores regulados, mejorar su posición competitiva y fomentar la producción y el despliegue de tecnologías limpias.
SOBRE LA FIRMA
Pedro Mielgo Cimas es experto en Asuntos Europeos
