¡Es la economía, estúpido! El programa político de la presidenta Von der Leyen

Tras la reelección de Ursula Von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea, la ex-eurodiputada y alta funcionaria del Parlamento Europeo Eva Poptcheva desgrana las propuestas de la alemana y claves económicas de la nueva legislatura comunitaria.

El Parlamento Europeo acaba de investir a Ursula Von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea. Para convencer a la mayoría absoluta de los europarlamentarios de que es ella quien debe seguir encabezando el Ejecutivo europeo, Ursula Von der Leyen negoció con tres grupos parlamentarios – el del Partido Popular Europeo, el de los Socialistas y el grupo liberal – un programa de investidura, las llamadas “guías políticas”, que marcarán las propuestas de la Comisión durante esta décima legislatura.

Von der Leyen sabía que su propia familia política, el Partido Popular Europeo, entendía que bajo su liderazgo la Comisión Europea se había escurrido demasiado a la izquierda haciendo del Pacto Verde el pilar de las políticas europeas.

Economía y competitividad industrial

La pandemia y la guerra de Rusia en Ucrania, así como las posteriores crisis energética e inflacionaria, obligaron a la presidenta de la Comisión a dar un giro que muchos en el Parlamento Europeo veníamos exigiendo: evitar más pérdida de competitividad de nuestra industria y hacer nuestra economía más resiliente contra futuras crisis.

Von der Leyen sabía que su propia familia política, el Partido Popular Europeo, entendía que bajo su liderazgo la Comisión Europea se había escurrido demasiado a la izquierda

Mientras la sección izquierda del hemiciclo del Parlamento Europeo seguía defendiendo la aceptabilidad del decrecimiento económico, algunos advertíamos que, si la Unión Europea dejase de ser una potencia económica, poco podría hacer para imponer estándares internacionales en la lucha contra el cambio climático o en la protección de los derechos humanos. La presidenta de la Comisión Europea empezó este giro ya en el debate sobre el Estado de la Unión en septiembre del año pasado.

Ahora, para su investidura, Ursula Von der Leyen, ha dejado claro donde estará el enfoque en la legislatura, que acaba de echar a andar, empezando sus “guías políticas” para la Comisión para el periodo 2024-2029 con “Un nuevo Plan para la prosperidad y competitividad sostenible de Europa”. Y es cierto que, en los últimos años, la economía europea ha ido cayendo por detrás de la de los Estados Unidos.

Si la UE dejase de ser una potencia económica, poco podría hacer para imponer estándares internacionales en la lucha contra el cambio climático o en la protección de los DDHH

Mientras en el año 2000 la economía de la UE y la de EE. UU. eran prácticamente del mismo tamaño (usando el indicador de la Paridad de Poder Adquisitivo y compensando las diferencias que resultan de los distintos tipos de intercambio entre el euro y el dólar), en 2022 la economía europea ya era 4% más pequeña, y, según el Fondo Monetario Internacional, en 2028 será 6% más pequeña que la economía estadounidense.

La presidenta identifica correctamente los cuatro principales retos ante la industria europea:

Receta de la Comisión Europea

Y ¿cuál es la receta de la presidenta de la Comisión Europea, después de las negociaciones con los tres grupos parlamentarios que componen la mayoría gubernamental a nivel de la UE? Su medida estrella es el Pacto Limpio Industrial (Clean Industrial Deal). Aprendiendo de los errores cometidos en la última legislatura, la apuesta ahora es por una transición verde que no comprometa la competitividad de nuestra industria (y agricultura). ¿Cómo?

Primero, a través de la inversión masiva en innovación. Aquí, Von der Leyen recuerda que hasta 2026 muchos países tienen a su disposición los Fondos de Recuperación NextGenerationEU. De esos fondos a España le corresponden 163.000 millones de euros (entre subsidios y préstamos) de los cuales hasta ahora solo ha ejecutado unos 30.000-40.000 M euros (faltan datos de transferencias realizadas).

Von der Leyen recuerda que hasta 2026 muchos países tienen a su disposición los Fondos de Recuperación NextGenerationEU que a España le corresponden 163.000 millones de euros

Si esta lenta y deficiente ejecución – el dinero no está llegando a la economía real – sigue así, no podremos absorber la totalidad de los fondos. De confirmarse que no hemos sido capaces de aprovechar la oportunidad histórica de los Fondos NextGeneration, esto tendría catastróficas consecuencias en la voluntad de nuestros socios europeos de acordar nuevos instrumentos de inversión europeos.

Propuestas económicas

Para después de 2026, Von der Leyen propone un Fondo Europeo de Competitividad dentro del próximo presupuesto multianual de la Unión para los años 2028-2034. El presupuesto de la UE es de solo 1% del PIB de los países miembros de la UE. Con él se financian casi todas las políticas europeas, también cohesión y agricultura.

Si no acordamos nuevos recursos propios de la UE (sin aumentar la presión fiscal sobre ciudadanos y empresas, por ejemplo, transfiriendo ciertos impuestos nacionales a la UE), ni aumentamos las contribuciones de los gobiernos europeos por encima de este 1% del PIB, de donde se recortaría sería precisamente de los programas más importantes para España, como las de cohesión (fondos estructurales y de desarrollo regional) y la Política Agraria Común. Resulta pues crucial tener este aspecto en cuenta en las negociaciones para el próximo presupuesto plurianual de la UE que empezarán en unos 2 años.

La ya presidenta Von der Leyen también propone usar más avales del Banco Europeo de Inversiones para préstamos que faciliten a las empresas las inversiones en innovación, muchas veces arriesgadas desde un punto de vista económico.

Y también la creación de una Unión (europea) de ahorros e inversiones para que los ahorros de los hogares europeos se puedan invertir en la modernización de la industria europea, en vez de buscar mejor rédito fuera de nuestras fronteras. Unos 300.000 millones de euros de ahorros europeos dejan al año la UE para ser invertidos en otros mercados, sobre todo en EEUU.

Las guías también mencionan la capacidad inversora de los bancos comerciales. Quizás es también ahora un buen momento para flexibilizar algunas de las reglas que establecimos como respuesta a la crisis financiera de 2008 que nos permitan tener bancos de inversión europeos, verdaderamente transfronterizos, operando en la UE, en vez de solo bancos estadounidenses.

Von der Leyen propone usar más avales del Banco Europeo de Inversiones para préstamos que faciliten a las empresas las inversiones en innovación, muchas veces arriesgadas desde un punto de vista económico

La segunda medida para aumentar la competitividad es la reducción de la burocracia, reduciendo las obligaciones de reportar, agilizando los procesos de aprobación de licencias, etc. Aquí las guías políticas trasladan parte de la culpa al Parlamento europeo ya que algunas enmiendas, sobre todo de los grupos de izquierdas o de los verdes, introducen más y más obligaciones para las empresas en clave de la transición verde o la protección de derechos sociales. La Comisión nos pide que realicemos una evaluación de impacto de las enmiendas que propone el Parlamento.

Personalmente, echo en falta aquí una referencia a las capas burocráticas que añaden los propios Estados de la UE. En España, en especial, parece haber una auténtica competencia entre los distintos niveles de la administración pública para añadir sus propias trabas burocráticas. Así que no toda la complejidad de los procesos proviene de “Bruselas”.

Von der Leyen también propone revisar la política de competencia de la UE, flexibilizando las reglas para las fusiones entre empresas, para que puedan competir mejor en la escena global. Es esta una reivindicación histórica del Partido Popular Europeo, que desde hace años argumenta que se necesitan “campeones europeos” que puedan competir con los gigantes americanos y chinos en beneficio de los puestos de trabajo de calidad en Europa.

La Unión Europea empezó como una comunidad económica que nos ha permitido la integración entre los Estados miembros en muchos otros ámbitos, como el Estado de Derecho, los derechos de la ciudadanía europea o la cooperación judicial. Pero, para poder avanzar en todos nuestros objetivos comunes, no podemos dejar atrás uno de nuestros grandes garantes de la prosperidad de los ciudadanos europeos: el Mercado Único de la UE. Sin nuestra fuerza económica, no podremos ser un sujeto activo a nivel global y nos convertiríamos en el objeto de otros. ¡Es la economía, estúpido!

SOBRE LA FIRMA
Eva Poptcheva es exeurodiputada y alta funcionaria del Parlamento Europeo
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