Es la hora del parlamentarismo

Es evidente que nuestras democracias se enfrentan hoy al virus de la desafección política por parte de una gran parte de la ciudadanía y la vacuna pasa, sin duda alguna, por más democracia

España tiene, como muchos países de nuestro entorno, un sistema parlamentario. Los votos de la ciudadanía componen el poder legislativo, del que emanan el resto de poderes del Estado. El parlamento es la sede de la soberanía popular y representa, por tanto, la voluntad de la ciudadanía expresada en las urnas.

El contexto político y social en España ha cambiado enormemente en esta última década, donde la entrada de diversas fuerzas políticas y la consolidación del multipartidismo parece haber enterrado el bipartidismo que marcó las primeras décadas de la democracia.

Sin duda, este contexto propicia que se den trámites parlamentarios más largos y complejos, pasando por la dilatación de los tiempos a la hora de formar gobierno, pero también ha facilitado que el Congreso de los Diputados tenga mucha más capacidad representativa a la altura de un país cada vez más plural y democráticamente maduro.

Este contexto propicia que se den trámites parlamentarios más largos y complejos, pasando por la dilatación de los tiempos a la hora de formar gobierno

En este sentido, el Parlamento debe tener hoy mucho más peso y foco político si queremos que el poder legislativo ejerza como tal, garantizando el carácter parlamentario y democrático de nuestro sistema.

Durante las primeras décadas de democracia, caracterizadas por un bipartidismo imperfecto, el parlamento fue perdiendo autonomía y peso en favor del poder Ejecutivo. Pero la evolución que ha tenido la composición del Congreso de los Diputados en esta última década evidencia que España ha cambiado mucho.

La costumbre parlamentaria

En este sentido, resulta razonable que, lo que se llama la costumbre parlamentaria y el Reglamento del Congreso, cambien también para devolver al Parlamento el papel que le corresponde. Avanzar por esta línea haría a la institución más porosa y participativa que le permitiera ejercer mucho mejor su papel de representación.

Resulta razonable que, lo que se llama la costumbre parlamentaria y el Reglamento del Congreso, cambien para devolver al Parlamento el papel que le corresponde

Es evidente que nuestras democracias se enfrentan hoy al virus de la desafección política por parte de una gran parte de la ciudadanía y la vacuna pasa, sin duda alguna, por más democracia.

Son muchas las cuestiones que pasan todos los días por el Parlamento, leyes, proposiciones de ley, proposiciones no de ley, comparecencias, plenos, comisiones… todas ellas destinadas a regular y ordenar la vida en común.

Es por ello que es imperativo avanzar hacia una mayor transparencia y rendición de cuentas de la institución y aumentar su autonomía respecto del poder Ejecutivo para garantizar, por lo pronto, tres cuestiones esenciales. La primera fomentar un debate más elevado y propositivo, la segunda una mayor inclusión de las distintas sensibilidades parlamentarias en la legislación y la tercera, una mayor participación ciudadana.

El papel de la Iniciativa Legislativa Popular

La democracia del siglo XXI nos exige una mejora y en este sentido el parlamento juega un papel nuclear. Hacer a la institución mucho más permeable a las demandas y la participación ciudadana es posible incorporando mejoras a cuestiones relacionadas, por ejemplo, con la Iniciativa Legislativa Popular, la admisión de comparecencias de expertos y expertas, un sistema de rendición de cuentas de las Proposiciones no de Ley aprobadas, una regulación adecuada de los grupos de interés.

La reciente modificación del Reglamento del Congreso para hacer posible que en el parlamento se hablarán otras lenguas, además del castellano, ha reforzado el carácter representativo de la Cámara, por lo que no debería de haber ningún obstáculo para que a lo largo de la presente legislatura se implementaran otro tipo de mejoras.

La modificación del Reglamento del Congreso para que en el parlamento se hablarán otras lenguas ha reforzado el carácter representativo de la Cámara

Si queremos que nuestra democracia sea capaz de responder mejor a los retos actuales y que la ciudadanía recupere la confianza en sus instituciones el Parlamento debe reaccionar para estar a la altura. Es la hora del parlamentarismo.

SOBRE LA FIRMA
Paola Cannata es politóloga y responsable de incidencia y alianzas de Political Watch.
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