Análisis y Opinión

La IA en la soledad de la vejez

Francisco Pérez Bes, adjunto de la Agencia Española de Protección de Datos y experto en Derecho Digital: "Es necesario abrir un debate político sobre cómo la IA puede ayudar a diseñar el futuro de la población española"

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Francisco Pérez Bes es adjunto de la Agencia Española de Protección de Datos

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La RAE define amistad como el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Si atendemos a esta definición, no parece posible una amistad entre una persona y un robot, una máquina o una IA, por mucha forma humanoide que puedan llegar a tener.

Lo que sí vemos es que comienzan a surgir pequeñas empresas, especialmente norteamericanas que, gracias a la IA, ofrecen una de las cosas que más necesitan las personas ancianas: compañía.

En un país como el indicado, tal necesidad no es infundada. Aproximadamenteun tercio de los adultos estadounidenses entre 50 y 80 años se sienten aislados, según un estudio nacional publicado en el Journal of the American Medical Association.

Estas empresas emergentes surgen con una visión comercial aparentemente acertada, si atendemos a la oportunidad que ofrece un mercado como este: según unestudiorecientemente publicado el mercado de la IA en el envejecimiento y el cuidado de ancianos se prevé que crezca hasta superar los 122.000 millones de dólares para 2029.

Pero, del mismo modo que esa necesidad es un negocio para elsector privado (en particular del sector sanitario y asegurador), para el sector público también es una oportunidad de comenzar a diseñar un servicio social con el que poder incrementar el bienestar de la población más senior, cada vez más necesitada de apoyo emocional.

Si nos fijamos en algunas de esas empresas norteamericanas a las que me refería, los modelos de negocio empleados pueden servirnos de inspiración: el caso de Meela, Ash o Intouch ofrecen, mediante un modelo de suscripción, conversaciones personalizadas con una IA, de la misma manera que podrías recibir la llamada de un amigo, un vecino o un familiar.

En este caso, a una hora determinada del día, esa persona mayor recibe una llamada que le permite mantener una conversación con una IA generativa. Gracias a las capacidades de autoaprendizaje de latecnologíaempleada, si bien las conversaciones iniciales sirven para ir conociendo a la persona, las conversaciones evolucionarán y hasta permitirán ir haciendo seguimiento del eventual deterioro cognitivo o auditivo de ese cliente.

España y la soledad de la vejez

La ciudadanía española se hace cada vez más mayor: con unamedia de edad actual de 45,3 años, los datos estadísticos muestran que el 20,9% de la población española son personas mayores de 65 años. La previsión es que, para 2050, este colectivo constituya (constituyamos) un tercio de la población, esto es, más del 33%.

Para las personas mayores, la soledad es una crisis creciente, y difícil de revertir. Aunque podamos entender a la soledad como la sensación subjetiva de estar solo, elaislamiento socialse produce cuando una persona carece objetivamente de conexiones con la familia, los amigos o una comunidad con la que poder relacionarse.

Ante ello, debemos preguntarnos si la tecnología podría resolver o, por lo menos, suavizar de manera eficaz, una problemática existente hoy en día pero que, sin embargo, se prevé que alcance cotas muy superiores en un futuro no muy lejano.

Es necesario abrir un debate político sobre cómo la IA puede ayudar a diseñar el futuro de la población española

La soledad y el aislamiento social también se consideran como riesgos para la salud. Así lo fueron también, muy especialmente, durante la pandemia de COVID-19. Desde un punto de vista médico, el aislamiento social está vinculado a un mayor riesgo de depresión, ansiedad y enfermedades cardíacas, según afirman las investigaciones consultadas.

En España, la situación no es mucho mejor: el barómetro de la soledad no deseada para el año2024afirma que el 20% de la sociedad de nuestro país se encuentra en esa situación.

Nos enfrentamos a un problema social. Comencemos a preguntarnos si la industria sanitaria y los servicios sociales están preparados para gestionar la siguiente ola de necesidad de cuidados que se avecina, teniendo en cuenta la más que previsible escasez de personal sanitario.

Las habilidades de los robots humanoides avanzan rápidamente y pueden convertirse en un recurso eficaz para realizar muchas de las tareas que se antojan necesarias de cara a este futuro. Pero es necesario abrir un debate político sobre cómo la IA puede ayudar a diseñar el futuro de la población española.

Sabemos que estamos en un momento histórico en el quese cuestiona las bondades de legislar. Pero no parece una opción el no establecer criterios mínimos o recomendaciones vinculantes que permitan manejar todos los aspectos que se van a requerir cuando comience a generalizarse esta necesidad de cuidados por parte de un volumen tan extenso de la población, especialmente en un momento histórico en el que hasta está en entredicho el propio sistema de pensiones.

De lo que no hay duda es de que vamos a necesitar recursos para que los servicios sociales puedan desarrollar su labor a la vista del futuro que viene. Y la tecnología puede ayudarnos a lograrlo, si sabemos cómo.

SOBRE LA FIRMA: Francisco Pérez Bes es adjunto de la Agencia Española de Protección de Datos. Además, fue socio en el área de Derecho Digital de Ecix Group y es ex Secretario General del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE)