Un inicio de legislatura europea que invita al optimismo

La legislatura en la Unión Europea ha arrancado con la elección de los principales cargos institucionales. Carlos Carnero, exeurodiputado del PSOE, analiza los retos ante el crecimiento de fuerzas que cuestionan los valores europeos y los futuros pasos en la constitución de esta nueva etapa.

El Parlamento Europeo (PE) -la única institución comunitaria elegida directamente por la ciudadanía- ha iniciado su X Legislatura.

Han pasado cuarenta y cinco años desde las primeras elecciones a la Eurocámara, un largo e intenso espacio de tiempo durante el que la UE ha recorrido, sin pasos atrás, un proceso de profundización y ampliación que la ha convertido en una unión política cada vez más perfeccionada de 27 Estados miembro.

Una vez más, la UE ha sorteado un peligro. No se trataba en esta ocasión de afrontar una crisis económica, sanitaria, de seguridad o constitucional, sino de un desafío político de envergadura: la posibilidad de que fuerzas que cuestionan abierta y activamente valores básicos de la Unión crecieran hasta el punto de condicionar el funcionamiento comunitario desde el PE. 

Una vez más, la UE ha sorteado un peligro. No se trataba en esta ocasión de afrontar una crisis económica, sanitaria, de seguridad o constitucional, sino de un desafío político de envergadura

El peligro lo ha conjurado la mayoría ciudadana que ha respaldado mayoritariamente a los partidos europeístas, que a su vez han entendido el mensaje manteniendo el consenso que han permitido a la construcción europea llegar tan lejos.

Acuerdos entre partidos

Los acuerdos adoptados por el Consejo Europeo al elegir su presidente, proponer candidata para encabezar la Comisión Europea y designar Alto Representante para la Política Exterior así lo demuestran.

Como también ha sucedido en el Parlamento Europeo a la hora de elegir a Ursula von der Leyen al frente del Ejecutivo comunitario y a Roberta Metsola para presidir la institución durante la mitad de la legislatura, cuando será sustituida por un/a socialista.

Los nubarrones no han desaparecido y se manifiestan en los 200 escaños euroescépticos o antieuropeos distribuidos en tres grupos parlamentarios

Sin embargo, conviene no equivocarse: los nubarrones no han desaparecido y se manifiestan en los 200 escaños euroescépticos o antieuropeos distribuidos en tres grupos parlamentarios y los no inscritos, un número absoluto y un porcentaje nunca visto en la Eurocámara. Y también en el crecimiento de esas corrientes en países como Francia, aún fracasando en su objetivo de formar gobierno en ese caso.

Multilateralismo cooperativo

Los próximos pasos tienen que ser coherentes con lo hecho en junio y julio: las propuestas para el Colegio de Comisarios que presente von der Leyen, las audiciones en el Parlamento Europeo a las candidatas y candidatos a formar parte del mismo y, finalmente, la votación en bloque prevista en el Tratado no puede contradecir el acuerdo alcanzado entre las grandes familias europeístas. Aunque no solo de cargos se trata, sino de definir y aplicar una política.

Una política que no se deje arrastrar a una nueva edición del ajuste duro -defendido de nuevo en el último Eurogrupo por Alemania y otros países “frugales”, obviando la flexibilidad de las normas fiscales aprobadas al final de la pasada legislatura-, mantenga el esfuerzo inversor público ejemplificado con éxito en el Fondo de Recuperación y sitúe la Europa social como prioridad a la hora de completar el mercado único y mejorar la competitividad.

Así mismo, definir una política que siga construyendo la autonomía estratégica abierta y apueste por el multilateralismo cooperativo en el marco global, subrayando la tarea de la UE como defensora del derecho internacional y la paz justa y duradera en Ucrania y en el Próximo Oriente; y que haga bueno el binomio profundización-ampliación sin prisas, pero sin pausas. 

Del acuerdo entre los partidos europeístas y de la implementación de una política útil a la ciudadanía -respondiendo con eficacia a sus expectativas de presente y de futuro en mejora de la calidad de vida, empleo, salarios y servicios públicos-, dependerá el éxito de reducir el espacio del populismo, en el nivel europeo y en el nacional, o el fracaso de comprobar que el riesgo antieuropeo solo se había esquivado.

Por mi parte, soy optimista.

SOBRE LA FIRMA
Carlos Carnero González (Madrid, 1961) ha sido eurodiputado, miembro de la Convención que redactó la Constitución Europea,  diputado a la Asamblea de Madrid, Embajador en Misión Especial y director gerente de la Fundación Alternativas.
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